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Javier Macipe: “Mauricio Aznar era una de esas personas que va siguiendo una estrella y no va mirando el éxito a corto plazo, sino que va persiguiendo un sueño”

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Entrevista realizada por Jara Sacristán
Las historias que más me emocionan son aquellas que te invitan a soñar, o por lo menos a intentarlo. Esa es la estela que ha dejado Mauricio Aznar, me dijo el director de “La estrella azul», Javier Macipe (Zaragoza, 1987). Hace 10 años comenzó a escribir el guión, aprendió a tocar sus canciones, entrevistó a sus seres queridos y, en definitiva, persiguió la estrella que guió a Mauricio hasta Latinoamérica. Allí, recorrió todos los lugares que inspiraron al cantante zaragozano y ha conseguido llevar a la gran pantalla una de esas historias que merecen ser contadas. Porque quizás, algún día, alguien la vea y decida empezar algo grande.
Macipe me concedió esta entrevista mientras presentaba la película por varios festivales internacionales. Me hablaba del recibimiento de Argentina y de San Sebastián con mucho cariño y me contaba que sentía una emoción tan fuerte que no sabía muy bien cómo explicarla. “Por favor, cuando se estrene la película no dudes en ir a verla. Llévate a tus amigos. Os gustará”, me dijo hace unos meses. Este fin de semana se estrena en cines «La estrella azul», su ópera prima sobre la vida de Mauricio Aznar, un cantante de nuestra tierra que decidió apostar por el rock and roll y por sí mismo, y que ahora nosotros tenemos la oportunidad de apostar por él.

Pregunta. Ya se ha estrenado La estrella azul, ¿qué mensaje quieres dejar al espectador con la película?
Respuesta. Simplemente me gustaría que pasasen un buen rato. Y, si han entrado al cine con problemas y agobios y salen un poco más ligeros, eso ya sería una gran alegría para mí. Pero si además, la película te remueve un poco y te hace plantearte el camino que estás haciendo en tu vida y te dan ganas de volver a apostar por algo que en algún momento dejaste de soñar… Mira, después de un estreno una persona me dijo que siempre había querido pintar y que le habían entrado ganas de apuntarse a clases de pintura. Creo que no hay nada más bonito que eso.

P. Han pasado 10 años desde que empezaste a escribir el guión. Ha sido un proceso largo con un esfuerzo de producción muy grande. Por ejemplo, rodaste una escena en el Príncipe Felipe con 500 extras. ¿Fue ese el reto más complicado?
R. Lo del Príncipe Felipe fue una de las cosas más difíciles para la producción, con mucho trabajo previo al día de rodaje. Pero hay muchos tipos de retos en esta película. Aparte de la escena del Príncipe Felipe, había muchas escenas grandes en Argentina con más de cuatrocientos extras, con mucho movimiento, rodaje nocturno —que casi siempre es más difícil—. Pero yo creo que el mayor reto fue que muchas de las personas que aparecen en la película no son actores. Entonces, hasta el propio día de rodaje, no tienes ninguna certeza de cómo va a funcionar, no se podía calcular el margen de riesgo. Con Pepe Lorente, teníamos una gran seguridad, pero luego había una gran incertidumbre con todo el entorno y creo que es casi un milagro lo bien que ha ido saliendo todo. Y además, luego, las interpretaciones es de las cosas que más han destacado de la película.

P. Y Javier, ¿por qué hablar de Mauricio?
R. Hay varios porqués. El sentido detonante es cuando nació el proyecto. Fue porque yo era muy fan de su música desde niño y cuando empecé a estudiar cine, hice un cortometraje en el que le pedí permiso a la madre de Mauricio para utilizar su música. Luego, ella vio el cortometraje y por lo que sea, vio algo en mí que le dio la idea de que podríamos hacer una película sobre sus hijos. Fue una propuesta que partió de ella, pero luego, hay otro porqué. Y es, ¿por qué acepto yo? y, ¿por qué los productores encuentran la motivación para hacerla? Porque yo puedo tener una motivación personal, pero luego el personaje debe merecer una película y yo creo que Mauricio merecía una película. Él representa al artista en el sentido más genuino de la palabra. Es la persona que buscaba encontrar su medio de creación y de transmisión al margen de cualquier moda o consideración material. No era un tío que pensaba en la industria, ni en la moda, ni en el negocio, ni hacía las cosas de manera oportunista, sino que en cada momento de su vida, fue tomando decisiones muy arriesgadas por ir acercándose a lo que él consideraba, la pureza del arte y de la expresión. Entonces, eso siempre va a merecer una película. Es una historia eterna. Como la de todos los personajes quijotescos, ya sea el propio Quijote, Jesús de Nazaret o el Che Guevara. Esos personajes que hacen lo que consideran que tienen que hacer, siguiendo el camino del corazón y hacen avanzar la sociedad, a veces siglos.
P. Es una película que no solo habla de música sino que perpetúa valores como la amistad, la pasión…
R. Sí, y al hilo de lo que te acabo de decir, te he nombrado personajes que no son músicos. En nuestro caso, resulta que Mauricio era músico, pero sobre todo, es la historia de un romántico que tiene un proyecto por hacer. Y los románticos siempre son vistos por el entorno como personas un poco locas, ¿no? En este caso, ese proyecto quijotesco está relacionado con el hermanamiento, con tender puentes. Mauricio hizo un viaje por Argentina y encontró una riqueza y una manera de ver el mundo, que consideraba que en España la necesitábamos. Para Mauricio, el vehículo de esa manera de ver el mundo estaba en la música, y sobre todo, quiso hacer una acto de crear un puente entre Latinoamérica y España para afianzar ese lazo de fraternidad que tenemos ya, a través del lenguaje de hablar el mismo idioma.

P. ¿Cómo te documentaste para narrar la historia de Mauricio Aznar?
R. Hice un proceso muy largo de documentación. Primero, empecé a entrevistar mucho a su madre. Hicimos 10 entrevistas muy largas, de 2 o 3 horas y después, fui ampliando el círculo. Entrevisté a los hermanos de Mauricio, después a sus amigos, novias, su ex mujer, a la gente de sus bandas. Hice como un total de 50 entrevistas y después repetí el mismo viaje que él había hecho por Argentina. Para ir entendiendo, viendo los mismos paisajes, conociendo a las mismas personas, a las personas que todavía viven, que son la mayoría y luego, además, escuchar mucho la música que él escuchaba, aprender a tocar sus canciones, leer los libros que leía, leer sus cartas…

P. Y después de haber recorrido todo ese camino, ¿cómo dirías que era Mauricio?
R. Era una persona con ideales muy altos, por eso, de alguna manera, la película se llama La estrella azul. Mauricio era una de esas personas que va siguiendo una estrella y no va mirando el éxito a corto plazo, sino que va persiguiendo un sueño. Era también una persona que tenía mucho sentido del humor y hacía más ligero el mundo a la gente de su entorno. Por eso, también, todo el mundo lo quería mucho. Aunque era una persona muy sensible, con momentos bajos y que podía atravesar momentos más depresivos, tenía una cualidad, y es que cuando alguien estaba cabreado o alguien iba y le contaba algún problema, él tenía siempre el sentido del humor para aligerar la vida a los demás. Yo diría que le definía eso y también la atención. La gente dice que era una persona que si hablabas con él, él te estaba escuchando, prestándote todo su sentidos y eso, la capacidad de estar presentes, es algo que estamos perdiendo como sociedad. Es una de las cosas que más valoro y que toda la gente ha destacado mucho de él.

Fotografía de Toni Galan para el Heraldo 08/02/2024

 

P. ¿Qué supuso la muerte de un artista tan importante como él para Aragón?
R. Yo tenía 13 años cuando él murió y tengo mi propia experiencia de ese momento. Luego, está la interpretación que he hecho ya documentándome. Recuerdo a mi hermano, que era rockero, llegar a casa y decir que había muerto Mauricio y, fíjate, que yo era un niño y no tenía la conciencia de nada, pero me di cuenta de que había muerto una persona muy importante porque se percibió una densidad en la casa como de una gran tragedia. Una sensación de se ha muerto alguien, no solo alguien importante, sino alguien querido. Y creo que eso estaba por toda la ciudad, porque me acuerdo que fue justo antes de las Fiestas del Pilar. Había algunos carteles con su cara y era una sensación de que todo el mundo hablaba de eso, o sea, realmente como que había dejado una ausencia muy grande.
Pero luego, con el paso de los años y dedicándome yo a esta historia, me di cuenta de que más que una ausencia muy grande, lo que había dejado es un legado muy grande y una huella que ha hecho que muchas personas hagamos cosas guiados por su estela y que día a día, su música sigue despertando en otras personas las ganas de apostar por los sueños. En el caso de Mauricio, como en el caso de los más grandes, eso no se va perdiendo con el tiempo sino que va aumentando.

P. En San Sebastián, se sintió una ovación de más de cinco minutos . Además, “La estrella azul” se llevó el premio del Jurado Joven.
R. Es algo que te iba a decir porque creo que es una película que a veces se prejuzgaba. Que por ser una película ambientada en los 90, sólo iba a interesar a las personas que vivieron esos años. Pero, precisamente, los jóvenes han sido los que más la han valorado. ¿Por qué? Porque hay cosas que nunca caducan. El estilo de la música es lo de menos, pero el utilizar la música como expresión para rebelarse contra una sociedad gris o contra una manera de ver el mundo que a veces nos imponen, siempre va a ser un mensaje joven. Entonces, yo estoy seguro que esta película va a ser como una chispa que se va a ir extendiendo. Por eso, os pido que vayáis al cine a ver la película, y que aviséis a todos vuestros amigos y conocidos también. Seguro que no va a defraudar.

 

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