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Etna Romero (Plascrochet): “Hay que valorar que detrás de esto hay una persona. Ese trato y esa cercanía no te la dan las máquinas”

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Entrevista realizada por Jesús Polo Fernández

Etna Noelia Romero (Zaragoza) tiene 32 años y hace ganchillo desde los 8, cuando le enseñó su madre. Ahora compagina su trabajo en el mundo audiovisual con la venta de sus creaciones. Lo que para ella empezó como un hobby, se ha convertido en un negocio. Plascrochet es su tienda online.
En un escenario en el que las grandes plataformas de venta rápida dificultan la supervivencia de la artesanía, esta zaragozana sueña con abrir su propia tienda física de lanas, donde vender sus muñecos e impartir cursos de formación.
¿Cómo fue tu comienzo en el mundo del ganchillo?
Yo empecé a hacer ganchillo a los 8 años. Mi madre, no sé si porque era una niña muy revoltosa, me enseñó a hacer tanto ganchillo, como jersey y punto de cruz.
¿Te costó mucho tiempo aprender?
Recuerdo repetir muchas veces un cuadrado, que es lo más sencillo. Yo lo hacía y mi madre lo deshacía. “Hacer y deshacer, todo es un quehacer”, que decía mi abuela. Pero no recuerdo la frustración que a día de hoy veo cuando le enseño a un adulto. Al final, esto es fácil, pero es cierto que tienes que mantener la atención y ser capaz manejar las dos manos… Al principio te sientes perdido y cuesta un poco. Pero esa frustración, en unas horas se convierte en “quiero más”.
¿Qué artículos tejes?
Al principio me dedicaba a hacer mantas y en un momento dado dije: “necesito hacer algo más que no sea en plano”. Descubrí los Amigurumis, que viene del japonés y significa muñeco tejido. Yo vendo ese tipo de artículos. De cosas que existan o todo lo que me pidan: desde mascotas, personajes de videojuegos o prendas de ropa que alguien ha visto y me pide que las recree. Por ejemplo, una clienta me pidió una bufanda que vio en un videojuego. Al final es repetir lo que tú quieras. Incluso he llegado a hacer personalización de personas. Me mandan una foto y yo la recreo, intentado que se parezca lo máximo posible.

 ¿Qué es lo que más te gusta tejer a ti de entre todo lo que haces?
Más allá de lo que esté tejiendo, lo que más me gusta es la sensación que me produce cuando acabo y digo: “Esto lo he creado yo”. Y bueno, sobre todo que, cuando la gente lo reciba, le guste. Cuando me dicen “Me flipa lo que has hecho”, es una satisfacción. Aunque también tienes el miedo de que suceda lo contrario… que de momento no me ha pasado (ríe). Al final tú lo haces por cariño; te aseguro que el precio que yo tengo en la web, no me da para cubrir todo lo que invierto, porque son muchas horas.

Etna tejiendo en su taller. Fuente: Plascrochet

¿En qué momento decides crear una web para vender?
Antes de la web, empecé a vender en una plataforma que se llama Etsy hace 8 años. Yo al principio el ganchillo lo utilizaba para relajarme y descansar, pero cuando ya no supe dónde meter tantos muñecos dije: “Tengo que hacer algo con esto”. Vi esa plataforma y decidí probar a vender por allí.
Después de unos 2 o 3 años, vi que había un flujo constante de pedidos y me pregunté qué me merecía más la pena, si seguir en esta plataforma que tenía sus comisiones, o crearme mi propia página web. Me tiré de cabeza: me hice mi propia página web sin tener ni idea de páginas web y ahí está funcionando.

Es cierto que, al comienzo, estas cosas se regalan entre los amigos y familiares… ¿Te costó mucho empezar a cobrar por ello?
Sí, yo empecé así. Pero llegó un momento en el que le regalas algo a un amigo y ese amigo te dice: “Oye me ha dicho fulanito que quiere que le hagas lo mismo”. Y tú piensas: “Vale, a ti te lo he hecho porque eres mi amigo, a la otra persona yo no la conozco”. Cuando la gente fue conociendo lo que hacía, empecé a cobrar. Me di cuenta de que tenía que sacarle un rendimiento. Algo de dinero, por lo menos, para cubrir la lana que gasto, que no es mucho, pero bueno, yo invierto un tiempo y llega un momento en el que uno no es tonto.

Vista de la página web de Plascrochet
Vista de la página web de Plascrochet

¿Te cuesta mucho poner precio a lo que haces?
Me cuesta mucho ser crítica con el precio real que debería de tener. En teoría, hay una norma no escrita en el mundo de la artesanía que dice que para poner precio a algo que tú has hecho, tienes que multiplicar por tres el precio del material que has utilizado, sacar las horas que has empleado y ponerles precio. Al final, eso haría que un muñeco de 3 centímetros costara 65 euros. No digo que no lo valga; al final, estas invirtiendo tu tiempo y tu aprendizaje, pero sé que eso hay mucha gente que no lo va a comprar. Yo sé que tengo muchos precios por debajo de lo que deberían estar. Igual por eso no me dedico profesionalmente a esto… Pero sé que si lo tuviera más alto, no lo vendería.
 ¿La gente valora el trabajo que hay detrás de tus muñecos?
Algunos sí, pero otros no. Yo también vendo mis piezas en Wallapop, porque es otra vía de venta, pero hay gente que me intenta regatear. Se piensan que mis productos están ahí porque me quiero deshacer de ellos. Cuando realmente especifico que están hechos a mano. No los ha hecho una máquina, detrás de ese objeto estoy yo. Hay pocas personas así, pero las hay. Y eso, duele un poquito.
Esa es la gente que no valora que detrás hay una persona que dedica cuatro, cinco o seis horas de su vida a hacer esa pieza. Hay quienes me dicen: “Es que esto lo puedo hacer yo”. Entonces… si, realmente piensas que tú lo puedes hacer, adelante. Toma el ganchillo y te paso el patrón. Ah no, eso ya no, ¿sabes? Tú a un cirujano no le dices, “¡Ay, qué cara es la operación!” ¿Y el estudio, y el material, las horas que invierten?

Etna con Hilo, uno de sus dos gatos. Fuente: Plascrochet

¿Crees que el origen de eso puede ser la aparición de las plataformas de venta rápida?
Creo que sí. Es un problema que tenemos hoy en día con tiendas como Ali Express, donde te bajan todo de precio. Muchísimo. Ese tipo de páginas han hecho que intentemos rebajar mucho las cosas. Pero, al fin y al cabo, eso no es artesanía, lo que hago yo, sí.
¿Crees que ya no se valora la artesanía?
Páginas como la que te he nombrado han hecho mucho daño, pero creo que está empezado a cambiar un poco. Cada vez se están buscando más cosas personalizadas y hechas por personas. Creo que estamos empezando a valorarla otra vez, pero está costando mucho. También se tiene en cuenta el hecho de que detrás de esto hay una persona con la que puedes hablar y explicarle lo que quieres. Ese trato y esa cercanía no te la dan las máquinas.
¿Qué ofreces tú que no ofrecen las tiendas de venta online?
Sobre todo, que aunque dos personas me pidan un mismo muñeco, nunca van a ser iguales. Porque yo no soy una máquina que hace todo perfecto. Entonces, aunque haga varias veces la misma figura, cada una de ellas, es única.
¿Crees que podrías vivir de las ventas de tu web?
De enero a diciembre, no me daría para vivir porque no hay un flujo constante de pedidos. A partir de octubre, hasta diciembre, sí que aumenta mucho. Yo en la página web promociono mucho el belén de Navidad. Hago las típicas figuritas de belén con ganchillo. El resto del año no son muy constantes las ventas.

Etna tejiendo en su taller. Fuente: Plascrochet

¿Entonces no te ves dedicándote a esto en un futuro?
Solamente del ganchillo, no. Habría que complementarlo con impartir cursos e incluso tener una tienda física de mercería. Hay mucha gente que me pregunta si no hay tienda física de Plascrochet. Pero tener una tienda física implica mucho. Entonces… de momento, solo online. Pero mi sueño es tener una tienda física y hacer allí lo mismo que hago en mi casa. Vender lo que se vende en una tienda de lanas y además, poder dar cursos de formación allí. Ese es mi sueño ideal, pero no tengo ni idea de si se va a cumplir.
¿Te cuesta mucho compaginarlo con tu trabajo ahora?
En Navidad sí que es más sacrificado. El primer año que empecé con el belén, que a pesar de ser religioso o no, es lo que más se vende, recuerdo que me despertaba a las siete de la mañana para hacer ganchillo; comía deprisa y me iba corriendo al trabajo para, al volver, ponerme otra vez. También tenía un problema y es que no sabía decir que no. Era incapaz de decir “Lo siento, no puedo hacer tu pedido”. Por ese pensamiento me sacrificaba yo, dormía dos horas y sacaba adelante los pedidos. Ahora, con la experiencia, he establecido unos plazos y me organizo mejor; priorizo unos pedidos ante otros.

¿La Etna de 8 años se imaginaba esto?
La Etna de 8 años quería ser veterinaria y ahora se dedica al audiovisual y al ganchillo. O sea… nada que ver con lo que hace (ríe). Pero no cambiaría nada. Hubo una vez en la que una madre me pidió una toquilla de ganchillo para que la llevase su hija en la comunión. Ese pedido, por ejemplo, fue muy especial porque lo iba a llevar esa niña en un día importante para ella. Esas cosas no me las hubiera imaginado. Para mí esto es un hobby que ya no se está convirtiendo tan en hobby. No pensaba que iba a llegar a tanto.
 Para ti, ¿qué es el ganchillo?
Aunque al principio era un hobby y ahora es más un negocio, para mí siempre será mi psicólogo. Para mí, tejer es el momento en el que me relajo, mi cabeza se evade y mi cerebro está a lo que está: el ganchillo. Al principio sí que tienes que estar más concentrado y llevar un control de lo que tejes. Pero a día de hoy, es una sensación de liberación. De hecho, lo tengo automatizado, lo hago mientras veo una peli o una serie y sigo los patrones de manera inconsciente.
¿Hace eso que te merezca la pena a pesar del sacrificio?
Sí. A pesar de que pueda perder o ganar dinero… la sensación interna que me produce me hace sentir que yo gano siempre. Siempre saco cosas positivas de esto. Nunca me he planteado dejarlo.
¿Entonces, el ganchillo engancha?
El ganchillo engancha mucho, sobre todo si hay un reto detrás. Porque no es lo mismo tener un objetivo que tejer por tejer. Por ejemplo, si tú quieres un tapete para la tele, no lo compres, hazlo tú. Eso es lo que me gusta de esto, que me suponga un reto.

 

 

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