Autora: María Melús Sierra
Nunca se había hablado de los microchips de manera tan recurrente como ahora con la crisis mundial de abastecimiento, a pesar de que esos diminutos circuitos están presentes en nuestra vida diaria desde mediados del siglo XX. ¿Qué son los microchips? ¿Por qué son tesoros tan preciados?
Los microchips son circuitos integrados, compuestos de un material semiconductor, que se encargan de almacenar y procesar información para que los dispositivos electrónicos funcionen. Desde empresas de ordenadores hasta cualquier tipo de industria y de sistemas de transporte y comunicación, los necesitan para realizar sus procesos, integrarlos en sus productos o prestar sus servicios.
Una gran crisis mundial azota al sector de los microchips desde comienzos de la pandemia. Los fabricantes de estos circuitos electrónicos en miniatura no han tenido tiempo para adaptarse a una demanda creciente.
Crisis del sector automovilístico.
Lo que parecía ser un desajuste momentáneo entre oferta y demanda ha puesto contra las cuerdas a multitud de empresas que luchan por su supervivencia. La crisis de los microchips paraliza fábricas, interrumpe cadenas de suministro, acaba con empresas y sortea ERTEs entre los trabajadores.
Uno de los sectores más afectados por esta crisis es el automovilístico. Se calcula que a escala mundial la escasez de microchips impedirá la fabricación de entre 8 y 9 millones de coches. En nuestro país, el descenso de las cifras tampoco pasa desapercibido. Las matriculaciones de coches nuevos caen un 16% y fabricantes como Volkswagen o Renault dejarán de fabricar este año medio millón de coches.
Esta carencia se traduce en precios más altos y retrasos en las entregas de coches. Muchos de los que desean comprar un coche deberán esperar entre tres y seis meses para recibirlo, o tendrán que elegir entre los escasos ejemplares que hay en el mercado.
El problema no son solo los microchips.
La falta de microchips y semiconductores no es la única causa que explica el descenso de la producción. A ella se unen otros problemas como el retraso en la entrega de suministros y de materias primas que afecta a todo el mundo en los últimos meses.
Como consecuencia del desabastecimiento, los precios se encarecen notablemente. La electricidad, el combustible o el aceite de oliva son algunos de los ejemplos. Además, los altos precios del transporte marítimo y por carretera agravan todavía más la situación, y hacen que el coste de fabricación de un producto aumente.
La solución.
La mayor concentración de empresas especializadas en la fabricación de microchips se encuentra en los países asiáticos. Varios expertos aseguran que ese es el gran error, apostar todo a un solo continente. Por ello, abogan por crear fábricas en Europa y utilizar grafeno para fabricar microchips todavía más pequeños y rápidos.
A veces, la solución está en la puerta de nuestras casas, y supera con creces a las ajenas.
Editora: Pilar Arruebo Pérez