Son muchos los elementos que la publicidad puede aprender del arte.
Arte, publicidad, tendencias
Autor: Javier Aranda
La historia del arte ha seducido, y sigue seduciendo al mundo del diseño. Y ello es debido a su capacidad de conectar y provocar una reacción emocional en aquel que la observa.
En ambos lenguajes hay tendencias que los vinculan. Pero no podemos entender la publicidad como un arte. El arte tiene una función estética, mientras que en la publicidad su objetivo es comercial. Aún así, hay que tener en cuenta que el arte se puede convertir en publicidad, y viceversa.
Tal es el caso, por ejemplo, del Guernica. El famoso cuadro de Picasso, siendo una obra de arte, se convirtió en la mejor campaña publicitaria contra la guerra. Por ello, es una constante en la teoría publicitaria recurrir a grandes obras de artistas reconocidos de la pintura o escultura a nivel mundial.
Desde el Renacimiento hasta las Vanguardias.
Entre las corrientes artísticas más reinterpretadas encontramos el Arte Pop, un movimiento generado en Inglaterra y América en los años sesenta cuyo mayor representante es Andy Warhol. Mediante la representación de la vida de los americanos, este movimiento nació como una crítica a la sociedad de masas.
Pero el público no entendió la carga irónica que impregnaba este arte, y vieron en él una celebración de la cultura de consumo. De esta forma, fue ganando popularidad entre la población, que se sentía atraída por la variedad e intensidad de colores, los contenidos, y las formas fáciles y en cierto punto divertidas.
Warhol, la síntesis del arte y la publicidad
Para Warhol, más es más era su filosofía de vida. Sabía que para triunfar y ser conocido había que destacar, y eso hizo. Comenzó su carrera como dibujante publicitario para revistas como Vogue o The New Yorker. Al mismo tiempo empezó a pintar cuadros, cuya temática se basaba en algún elemento o imagen del entorno cotidiano, de la publicidad o el cómic.
Entre sus cuadros más famosos encontramos el lienzo de Sopa Campbell que expuso en 1962 en la galería Ferus de Los Ángeles. Esta obra, que representa uno por uno 32 tipos de sopa, no solo se vendió por más de 11 millones de dólares, sino que convirtió la marca Campbell en todo un icono de la cultura pop, haciendo que sus ventas se elevasen hasta el punto de ser hoy en día una de las latas de sopa de tomate más vendidas en el mundo.
De esta forma, descontextualizando un objeto cotidiano y elevándolo a la categoría de obra de arte, se consigue que un producto que no parece tener nada especial pueda llegar a convertirse en una de las marcas más reconocidas. Lo que se traduce en una reducción sustancial del presupuesto destinado al “branding” o proceso de construcción de marca y posicionamiento en el mercado.
Debido al renombre que obtuvo, Warhol llamó la atención de diversas celebridades de la élite social, como Halston. El icono de la moda le encargó en varias ocasiones que realizara las campañas de publicidad para su firma.
Tendencias en publicidad
La idea de que el arte se pueda mantener puro y completamente apartado del mundo comercial es algo inverosímil a día de hoy. Muchos diseñadores hacen uso de esta corriente artística para incluirla dentro de sus anuncios.
Se utiliza en publicidad para romper con lo tradicional, ya que sus colores, formas y los mensajes sencillos atraen al público de una manera más eficaz. Así localizamos estas características en marcas como Coca Cola y Chupa Chups. Y podemos encontrar la estética del Arte Pop en numerosos eventos publicitarios, acciones de Street marketing o merchandising.
Lo que nos lleva a pensar que el arte está continuamente reinventándose. No se agotan sus posibilidades y sigue teniendo una gran importancia en el mundo comercial y consumista actual.
