Autora: Erika Suárez.
Las nuevas tecnologías y el internet nos facilitan la vida de modos que ni siquiera podíamos imaginar, pero ¿todo el mundo lo percibe así?
Hablar con amigos y familiares, hacer la compra, desempeñar tu trabajo e incluso acudir al médico son muchas de las actividades que se han virtualizado en los últimos años; especialmente durante la pandemia, cuando las relaciones presenciales han quedado muy limitadas.La mayoría de la población considera que el hecho de poder hacer todas esas tareas desde el sofá de nuestra casa les ha aportado comodidad y rapidez, pero hay una gran parte de la población que no lo tiene tan fácil: nuestros mayores.
Esta desigualdad tecnológica, en este caso por edadismo, es conocida como brecha digital.
El 53% de los ancianos nunca ha usado internet
Son muchas las personas mayores que no tienen acceso a Internet y en el caso de que dispongan de él, tampoco saben usarlo correctamente. Según el barómetro de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España de 2019, el 53,3% de las personas mayores aseguran que nunca han accedido a Internet. En cuanto a los motivos por los que no usan internet, el 48,8% afirman que es porque no tienen acceso y el 34,7% porque no saben cómo acceder y tampoco les interesa.
A pesar de esta elevada cifra, el porcentaje de usuarios de este sector de la población que usa internet ha aumentado un 14,1% en los últimos años. Principalmente la utilizan para leer la prensa e informarse (85,8%) o para chatear con familiares y amigos (84,7%). Las actividades que les resultan más difíciles son las gestiones de administración, renta, citas médicas y realizar compras.
La brecha va disminuyendo, pero aún tiene una incidencia relevante. También se debe tener en cuenta, que según la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) el interés por la tecnología disminuye con la edad, situándose en un 9,2% a partir de los 65 años.
Estos datos evidencian las dificultades que afrontan los mayores en el uso y acceso a la red, lo cual afecta tanto a gestiones cotidianas y necesarias como hacer uso de los servicios bancarios o, ahora con la pandemia, pedir cita para vacunarse del COVID o de la gripe.
El caso de Caridad
Precisamente el pasado mes de noviembre se comenzó a aplicar la tercera dosis de la vacuna en mayores de 60 años y personal sanitario. La autoridades públicas piden a la gente mayor que se vacune, pero no se les facilita la tarea. Por ejemplo, en Aragón solo es posible pedir cita de vacunación para el COVID a través de la web SaludInforma o de la aplicación movil; por lo tanto, los ancianos, en general, son incapaces de solicitarla por su cuenta. Sus opciones se reducen a pedir ayuda a familiares o a acudir a las farmacias, donde sí se presta ayuda para poder reservar una fecha de vacunación en el centro médico correspondiente.
Caridad Idoipe, de 78 años, nos cuenta que está vacunada y que la cita se la pidió su hija porque ella “esas historias” no las sabe manejar. Por no saber desenvolverse en el mundo digital se siente “a veces aislada”, ya que como nos confiesa “no puedo ni ir a buscar dinero al banco o ir yo sola a pagar un recibo porque no sé manejar los cajeros; si no me ayudan no puedo”.
Caridad no tiene conexión a Internet en casa y al consultarle sobre las aplicaciones móviles que conocía respondió: “que me llamen y contestar, nada más”. El teléfono es el único medio que usa para comunicarse con sus familiares y amigos por teléfono. La primera tecnología de la información que conoció fue una radio a los 14 años. A su edad, tampoco se siente con muchas fuerzas para aprender: “a estas alturas ya no”, y añade “mientras tenga quien me lo haga”, mostrando la dependencia que sienten muchos mayores ante internet.
No para todo el mundo es tan sencillo manejar las TIC y no todos tienen el mismo interés por saber manejarlas. Además, el hecho de que el únimo medio de pedir cita para vacunarse sea a través de portales digitales es bastante injusto para las personas mayores que carecen de acceso a Internet o que no saben cómo desenvolverse en el mundo digital.
Los cambios tecnológicos son importantes y muy necesarios, pero también hay que tener en cuenta las necesidades de ancianos como Caridad que dependen de terceras personas para poder hacer actividades imprescindibles en el día a día. La brecha digital genera situaciones de desigualdad que afecta sobre todo a nuestros mayores.
Fotografías: Erika Suárez y María Melús.
Editores: María Melús Sierra y Miguel A. Esteban