El «fast fashion» es un fenómeno que ha aparecido en los últimos años por el cual se crean y se introducen colecciones de ropa que siguen las últimas tendencias de moda. Estas prendas han sido diseñadas y fabricadas de manera rápida y con un coste muy bajo. De esta manera el consumidor puede acceder a las últimas novedades de ropa a precios muy accesibles. En este tipo de moda prima la cantidad sobre la calidad puesto que acumulas mucha más ropa pero de calidad inferior, es decir, ropa que tan apenas puedes usar 2 o 3 veces antes de que se empiece a estropear.
Las redes sociales han alimentado a este fenómeno y es que, ¿quién no quiere llevar siempre puestas las últimas tendencias de moda?. Continuamente vemos en diversas plataformas como Tik Tok o Youtube los famosos «hauls» que promocionan y ofrecen las jóvenes figuras influyentes, en los que se enseña las masivas compras que se han hecho, pero eso sí, suelen ser de prendas «low quality» de firmas «low cost» como Shein o Inditex. Además suelen ser prendas que realmente no necesitas. A través de este tipo de contenido se fomenta aún más la tendencia de esta moda rápida.
Sin embargo, el Fast Fashion utiliza una gran cantidad de recursos naturales para la creación continua de grandes masas de prendas y a su vez emite gases muy perjudiciales tanto para el medio ambiente como para la salud. Actualmente, el ritmo de producción es tan alto que la industria de la moda se ha convertido en una de las más contaminantes del mundo. Por ejemplo, para fabricar un vaquero se necesitan aproximadamente 10.000 litros de agua, lo que produce miles de litros de aguas residuales. Este tipo de prendas se suelen fabricar con poliester, sin embargo este se crea a partir de combustibles fósiles, es decir, los principales enemigos del clima. En resumen, con este fenómeno se está destruyendo el mundo.
Además de este tipo de consecuencias, hay que tener en cuenta las de índole social. Normalmente las fábricas de empresas como Inditex o Shein, que fabrican este tipo de prendas, se encuentran en países subdesarrollados como Bangladesh o la India. En estas fábricas se encuentran trabajadores que podría decirse que están explotados, trabajando a un ritmo muy elevado, muchas horas y cobrando tan apenas 2 dólares al día (según el documental “The true cost”). A toda esta situación tan precaria hay que añadir el detalle de que el 85% de los trabajadores son mujeres y muchas de ellas menores de edad.
Por todo lo anterior, sacamos en conclusión que este fenómeno tan popularizado entre la sociedad actual es definitivamente insostenible y perjudicial para nuestro planeta, a largo plazo puede acarrear una situación muy comprometida para el medio ambiente. Obviamente hay alternativas a la moda rápida como es el comprar prendas más duraderas y de mayor calidad aunque su precio sea superior. De esta manera, reduciremos el consumo, la contaminación y dejaremos de presionar al planeta para evitar cualquier tipo de riesgo.
Autora: Lucía Bernal
