Texto y fotografías: Clara López Nieto.
Trasladarse a un café parisino de finales del siglo XIX en el bohemio ambiente de Montmartre, cantar a pleno pulmón las canciones de Aristide Bruant en Le Chat Noir, sentarte junto a los Nabis y los Incohérents o disfrutar de un espectáculo de cancán de la mano de La Goulue o Jane Avril en los cabarets más famosos del Montmartre de fin de siglo nunca había sido tan fácil. “El espíritu de Montmartre en tiempos de Toulouse-Lautrec” se despide de CaixaForum realizando su última parada en Zaragoza, una exposición que te invita a viajar al pasado para reencontrarte frente a la cultura más inspiradora del París de la época, y que podrá visitarse hasta el 14 de marzo de 2021.
A través de más de 300 obras procedentes de todo el mundo, entre las que se encuentran carteles, grabados, dibujos, pinturas, diarios y distintos objetos de la época, la exposición muestra la producción artística de Toulouse-Lautrec, uno de los mejores pintores del arte moderno francés, y la de sus coetáneos, como Georges Bottini, Maxime Dethomas, Édouard Manet, Pablo Picasso o Henri Rivière, entre otros.
La exposición presenta una escenografía cuidada al detalle al más puro estilo vanguardista, con adoquines proyectados en suelo, paredes recubiertas de terciopelo simulando un cabaret y lámparas de araña de cristal: todo listo para evadirnos de la realidad y perdernos, a través de las callejuelas de la capital francesa, en los lugares más icónicos de Montmartre.
Montmartre pasó en poco tiempo de ser un barrio marginal, en 1880, al corazón artístico parisino, en el que convergieron los movimientos artísticos más importantes del momento. Frente al París más conservador, Montmartre se concibió como un barrio radical, antisistema y antiburgués, que desafiaba lo establecido. Los artistas que residían allí no exhibían su obra en museos y galerías, sino que lo hicieron en cabarets, cafés concierto, circos, teatros experimentales o en la calle. La noche parisina, las prostitutas, los marginados o los vagabundos fueron los principales temas de inspiración de estos artistas.
A comienzos del siglo XIX se inauguraron las primeras imprentas en París especializadas en la producción de litografías, que se utilizaron en un comienzo para la impresión de textos y partituras. Poco a poco, los artistas fueron descubriendo sus usos y posibilidades artísticas. Fue gracias a esta técnica que empezaron a producirse los carteles, producto artístico estrella de esta etapa, con una producción tan importante como efímera y que triunfó gracias a su estética innovadora. Algunos de los carteles litográficos más populares que acoge esta muestra son Moulin Rouge, La Goulue (1891), Aristide Bruant (1893) y Divan Japonais (1893), todos del eje principal de la exposición, Toulouse-Lautrec, o El encuentro de los gatos (1869) y La canción de Montmartre (1900) de sus coetáneos Édouard Manet y Jules Grün, respectivamente. Con esta producción, los artistas rechazaron el realismo y apostaron por la ilustración moderna y el estilo gráfico.
La exposición se articula como un viaje por las contribuciones más importantes que nos ha dejado este movimiento artístico: comienza con un recorrido por los agradables paisajes de Montmartre; a continuación, nos invita al ya nombrado cabaret Le Chat Noir, haciendo hincapié en el teatro de las sombras y en el grupo artístico Las Artes Incoherentes. La exposición prosigue con una sección sobre arte periodístico y vanguardia, así como una selección de grabados y carteles originales fruto de la innovación de la litología en color, para acabar con la vida en los espectáculos, el circo y la representación de la mujer.
Arte callejero e innovador que supuso una revolución cultural, dentro y fuera del corazón artístico de París, así es el espíritu de Montmartre.
