Autor: Hugo Lorente.
La Navidad se acerca y como no puede ser de otra manera, Loterías y Apuestas del Estado ya ha lanzado su emblemático anuncio. La lotería navideña en nuestro país es mucho más que un juego de azar. Es mágico como, año tras año, un simple boleto consigue reforzar los vínculos sociales y unir a las personas.
Noticia de Entremedios del año pasado https://periodismo.unizar.es/unidos-por-un-decimo/
Este año, el anuncio recorre cronológicamente la historia de la Lotería, desde los años cuarenta hasta la realidad que nos ha tocado vivir en este año 2020. Además de ver cómo ha cambiado el diseño del boleto, apreciamos la evolución de su finalidad según la época a la que nos transportemos.
El vídeo comienza ambientado en una estación de tren de los años cuarenta, en la que un padre despide a su hijo entregándole un número de lotería acompañado de la frase “cuídate, hijo”. En este caso, el boleto actúa como un símbolo de buena fortuna, tanto en el sorteo como en la vida misma.
Avanzamos hasta los años cincuenta, donde una pareja de enamorados camina por una antigua avenida llena de gente. Los dos se sonríen después de que el hombre le entregue a su mujer el número de lotería navideña. La sonrisa de la mujer simboliza el vínculo amoroso que se acaba de ver potenciado por la entrega del boleto, que vuelve a simbolizar la buena suerte.
El siguiente escenario es una fábrica alemana de los años setenta. Un emigrante español que se encuentra trabajando allí, lejos de su familia, recibe una carta con un décimo de lotería. Simbólicamente, y con gesto melancólico, lo coloca en su mesa de trabajo junto a una fotografía de uno de sus familiares. Podríamos deducir dos significados a nivel personal del protagonista de este tramo del anuncio. Una de ellas sería el hecho de poder regresar a casa si fuera afortunado en el sorteo, y en la otra el boleto corresponde a un símbolo para recordar sus raíces, su cultura y, sobre todo, su familia.
Siguiendo el recorrido del anuncio por diferentes épocas de la sociedad española, llegamos a los años ochenta. Varias compañeras de trabajo en una oficina reciben varios boletos que una de ellas trae en su mano. Aquí apreciamos ya el trasfondo económico del boleto cuando una de las mujeres vestida con su indumentaria puramente ochentera exclama: “¿Te imaginas que nos toca?”.
Volamos en el tiempo hasta los años noventa, donde se nos presentan dos escenarios. El primero de ellos es una cabina telefónica en la que un joven está hablando con su madre. Le pide que apunte el número del boleto que lleva en la mano. Este pequeño plano, marcado por la nieve, nos transmite muy bien todos los sentimientos que afloran en tiempos navideños. Después, aparece una carnicería en la que se venden números navideños. El carnicero, tras venderle un boleto a una mujer, le desea una feliz navidad. Aquí es donde Loterías y Apuestas del Estado nos lanza el mensaje de que la Navidad en España sería diferente sin la Lotería y todo lo que esta conlleva y transmite.
Además, antes de pasar a la secuencia final, vemos a un mítico personaje de los anuncios navideños en un televisor antiguo. Él es el conocido como “calvo de la Lotería”. Puede ser que, mediante su aparición, nos quieran mostrar la antigüedad y la tradición de este sorteo.
Los últimos treinta segundos del spot representan la Navidad en tiempos de pandemia. Una joven con mascarilla llega a su casa y encuentra un sobre en el suelo. Un décimo de lotería y una carta: “Marina, quería compartir este décimo contigo. Este año ha habido momentos en los que he sentido miedo, pero gracias a ti, nunca me he sentido sola. Carmen”. La puerta de la casa de al lado se abre cuando termina de leer el texto, su vecina Carmen, de avanzada edad, la mira y sonríe.
En el momento en el que Marina se dispone a acercarse a ella en símbolo de agradecimiento, Carmen hace un gesto de negación con la mano representando la distancia de seguridad requerida debido a la pandemia. Después, las dos esbozan tímidas sonrisas y de sus ojos manan las lágrimas que nos transmiten la dureza de la época que nos está tocando vivir. El boleto adquiere un simbolismo esperanzador, que nos hace recordar los buenos momentos navideños que, muy probablemente, no podamos vivir este año.
La aparición de nuevos vínculos bien sea con tu vecina de rellano o con el conserje de tu bloque de pisos, es lo que nos quiere transmitir el final del anuncio. El simbólico mensaje de que las inesperadas amistades que ha creado la pandemia son el oasis del desierto que nos está tocando atravesar.
“Compartir como siempre, compartir como nunca”
Capturas extraídas de Youtube (https://www.youtube.com/watch?v=WBqsD2JUahw) (12/11/2020)
El sueño de la lotería, a veces, solo a veces se cumple: editado por Patricia Gascón.