“La carrera por llegar primero dejando atrás a los competidores y la dureza del desierto se ven mezcladas con las diferencias culturales y sociales entre ellas, la desconfianza y el miedo, lo que pondrá a los personajes en situaciones límites”. Así se define la obra La excepción y la regla, que se representará en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza este viernes a las 20:30 horas. Hablamos con Alba Flores y Nüll García, quienes nos cuentan algunos detalles de la obra de la ‘La Extraña Compañía’.
Una entrevista de Ana Calvo y Naiare Rodríguez
En esta obra se está mezclando el ansia de competencia con las diferencias culturales y con imprevistos que os encontráis en el camino. ¿Es un reflejo de la sociedad actual?
Alba Flores (A.F.): Brecht escribió esta obra en 1930 y la interpretó como una pieza didáctica para que fuera representada en institutos, sindicatos, fábricas… La mayoría de las veces en las que hacemos el coloquio posterior a la obra sale este tema: cuánto de actual hay en lo que cuenta Brecht. El autor al final lo que estaba haciendo era lanzar una crítica al sistema capitalista, que a su vez estaba fundamentado en uno imperialista; el sistema en el que vivimos en la actualidad es el mismo…, está claro que se ha ganado en derechos, pero todavía tiene vigencia la historia que nos está contando Brecht, sobre todo porque es fundacional de la sociedad en la que vivimos ahora.
¿Por qué esta obra? ¿Qué es lo que la hace diferente a otras?
Nüll García (N. G.): Cuando empezamos a trabajar juntas fue a través de talleres con la directora, Catalina Lladó. Hicimos Antígona, y después quisimos una obra que fuera accesible para nosotras en varios aspectos: por el número de personajes y por la comprensión. Elegimos esta obra, era una buena manera para empezar con la compañía. Empezar es muy complicado.
¿Puede ser La excepción y la regla la obra que mejor define a ‘La Extraña Compañía’?
N.G.: No lo sabemos. Cuando llevemos diez años podremos comparar. De momento es la mejor sin duda (risas).
¿Os gustaría mirar hacia atrás dentro de diez años y daros cuenta de que La excepción y la regla ha sido la obra más especial de la compañía?
A.F.: Pues no (risas). Siempre será muy especial por ser la primera, pero queremos pensar que esto es una investigación abierta. Esta compañía nace de unos talleres de investigación teatral, y nuestra directora sigue adelante con la investigación: busca un lenguaje inspirado en la propuesta de Brecht. Nos queda mucho camino por recorrer. Esta obra ha sido para nosotros un aprendizaje bestial, porque nunca nos habíamos enfrentado ante un público con este lenguaje. Se trata de dar un paso más en todo, en ahondar en los temas que propone Brecht.
¿Estáis poniendo a prueba hasta dónde puede llegar el ser humano?
N.G.: El ser humano se pone a prueba todos los días. Intentamos hacernos muchas preguntas en torno hacia dónde somos capaces de llegar, hasta dónde somos capaces de explotar la naturaleza y a nosotros mismos y al propio ser humano por ambición. Son preguntas que se hacía Brecht.
A.F.: Yo añadirá otra pregunta. ¿Qué es actuar con humanidad? De esto se reflexiona en la obra.
¿Es bueno dudar de nosotros mismos?
A.F.: Hay un poema muy bonito de Brecht que habla de esto, de no querer ver la capacidad de dudar, de cuestionarse y autocuestionarse, como una de las cosas más avanzadas que puede hacer el ser humano.
N.G.: Y para comprenderse a uno mismo, pero también a los demás. Dudar ayuda a comprender.
Pero también hay desconfianza y miedo. ¿Se pueden cometer locuras o acciones que van en contra de nuestros valores por el miedo?
A.F.: Completamente. El sistema usa una herramienta para asumir el poder: el miedo.
N.G.: El miedo es uno de los motores que mueve el mundo.
Es una obra que invita a reflexionar… ¿pero también a divertirse? ¿Y a sufrir?
A.F.: Lo uno no excluye lo otro. Es una obra muy divertida. Había alguna premisa en sus escritos que decía que el teatro tiene que ser útil y ayudar a pensar, pero su primera misión es divertir. Y él así lo hacía. La obra está llena de canciones que tocamos e interpretamos en directo y también de un juego escénico muy divertido y, sobre todo, con mucho sentido del humor.
N.G.: Quizá eso también ayuda a que lo otro no sea tan crudo…
¿Qué os resulta más complicado: cantar o actuar?
N.G: La verdad es que es bastante divertido. El proceso de crear esas canciones ha estado muy bien; hemos hecho mucho trabajo corporal para cumplir con la interpretación, nuestro lenguaje viene de ahí. La compositora, Clara Brea, hacía los ejercicios con nosotras, y componía a través de cuerpo. Cantar desde ahí ha sido muy divertido. Hay mucha comunicación entre los actores y músicos. Fue muy complicado al principio, pero luego disfrutas mucho, y además hace que haya unidad entre todos.
A.F: Nos acompaña desde la fase de talleres. A partir de cierto momento empezamos a investigar cómo era el actor que miraba acompañado de un instrumento musical, qué le diferencia de otro actor que solo está actuando.
¿Cuáles creéis que son los valores que habéis aprendido después de representar esta obra?
N.G: Hemos aprendido mucho porque hemos investigado cómo es este sistema, qué utiliza el sistema para mantener a unos en el poder y para aplacar a otros. También la Historia, cómo funciona el capitalismo, su evolución… Éramos una compañía nueva, y hemos aprendido mucho a trabajar en equipo, a estructurarnos como compañía: las relaciones entre unos y otros, la gestión del trabajo de cada uno…
A.F: Uno de mis temores era que esta manera de proceder, que difiere de cómo se suele trabajar en el trabajo, no calase en el público. Estoy aprendiendo que la unión y la fuerza del trabajo hacen posible hacer cosas que uno solo no puede.
