El profesor Josep Martí ofreció su ponencia «Por qué triunfan algunos programas de radio. Las buenas prácticas profesionales que conducen al éxito» el pasado 23 de febrero en el Aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza. Un aula llena de futuros periodistas que se enriquecieron con los conocimientos del profesor universitario, periodista y Secretario General de los Premios Ondas de Radio y Televisión. Compartió muchas de sus anécdotas -como cuando descubrió a Andreu Buenafuente en Radio Reus– y presentó su libro 51 ideas para hacer buena radio.
La charla comenzó con una descripción de lo que es la radio para Martí: “La radio es ideas que terminan siendo un programa de radio”, y estimuló a los estudiantes a innovar en esas ideas y a ser constantes. En estas dos ideas centró su primera parte del discurso.
“Javier Sardá cambiaba cada 2 años a su mano derecha, cuando se secaba la fuente de la inspiración, la cambiaba”. Este ejemplo sirvió para dar a entender a los oyentes no solo la importancia de la innovación constante -que debe darse en las grandes radios y en las pequeñas-, sino que también introdujo la idea de los equipos creativos que tan importantes son en la radio. Los programas deben innovar y encontrar aquello que el oyente quiere escuchar. Según Martí, “si más allá del micrófono no hay nadie, no hay nada. Para conseguir esto es fundamental escuchar radio, sino es como escribir un libro sin haber leído”.
La radio es un bien de experiencia, por lo que el resultado de las audiencias se sabe una vez consumido. Para el conferenciante, es fundamental fiarse y confiar en los programas, ya que la radio es una carrera de fondo -no como la tele-. Él confió en Andreu Buenafuente, lo llevó a Barcelona y le dio la posibilidad de hacer un programa sobre actualidad: El tejado, algo distinto al resto de programas de las otras emisoras en ese horario. Buenafuente no era conocido en ese entonces y durante los dos primeros años las mediciones de audiencias no eran las mejores, hasta que de pronto explotó. “Un programa de radio es constancia, promoción… y que la gente hable bien de ti”, explicó Martí.
Gemma Nierga es otro modelo de perseverancia. Pasados los tres primeros programas de Hablar por hablar y debido a su escasa participación por parte de los oyentes, la periodista dudó de que el programa tuviera aceptación -lleva en el aire desde 1989-, sin embargo, los productores la convencieron de no tirar la toalla y al cambiar el horario el programa fue todo un éxito. Era un programa que estaba bien pensado, salvo la hora de emisión. Este ejemplo sirvió al ponente para subrayar que el éxito está en la capacidad de ser autocrítico.
“Más del 60 % de la población mayor de 14 años escucha la radio cada día”
La segunda parte de la charla tuvo como eje el momento actual que vive la radio, “un escenario virtual donde se confunde todo: periódicos, televisión y radio”. Esta virtualidad ofrece la posibilidad de consumir los contenidos que deseamos, cuando nos apetezca. Sin embargo, en el caso de la radio, el 80 % de los radioescuchas prefieren hacerlo en directo. Estas nuevas plataformas de distribución cambian el paradigma del oyente (más mujeres que hombres y un público más joven). Martí recalcó que lo que no puede cambiar y se debe mantener es la esencia de la radio, el sonido: “El día que queramos ser más imagen que sonido, desaparece la radio”.
Reconoció que a la radio la dieron por muerta cuando se inventó la televisión y ahora que aparecieron los medios digitales, pero sigue viva. Más del 60 % de la población mayor de 14 años escucha la radio cada día, sin sumar a los que lo hacen mediante otros soportes. Esto se debe en gran parte a que la radio no es un medio absorbente, sino que se escucha mientras conducimos, corremos…, por lo que la posibilidad de escuchar la radio se multiplica, así como se multiplica la oferta. Hoy en día, -continuó Martí- para hacer radio no hace falta ser una emisora institucional, cualquiera puede hacer radio, que no es lo mismo que buena radio. En el espacio virtual se encuentran todas las radios, más la prensa, la televisión y las redes sociales. Concluyó que debemos encontrar algo que nos haga diferentes, ya que el oyente –que ha pasado de ser activo- nos paga con su tiempo. Si no le damos algo que le guste, no nos dará ese bien que tanto aprecia.
La audiencia y las redes sociales dictaminan el éxito de una emisión. Si de un programa virtual no habla nadie, ese programa no existe. Según el periodista, el barómetro que nos permite identificar si un programa radiofónico funciona es la publicidad, ya que ningún auspiciante invierte en algo que nadie escucha.
Matías Stratta (4º de Periodismo)