Las diferencias entre generaciones son cada vez más notorias. Actualmente, tanto personas mayores de cuarenta años, como adolescentes, son capaces de identificar maneras de actuar o pensar que no comparten.
Incluso entre las generaciones más jóvenes hay puntos concretos de incomprensión. Sin embargo, las disimilitudes que pueden darse entre generaciones como la Z (nacidos desde mediados de los 90 hasta 2010) y los Millennials (nacidos entre 1981 hasta 1996) se consideran superficiales y menos profundas que las que se dan entre los jóvenes de entre 15 a 25 años (Generación Z) y los mayores de 40 a 56 años (Generación X).
Siempre ha habido cuestiones que impiden un total entendimiento entre padres e hijos ya que, debido a factores exteriores, el modo de vida evoluciona durante los años. Hoy en día estos factores pueden resumirse en el gran avance de la tecnología, el aumento del uso de las redes sociales y la mayor aceptación de colectivos históricamente discriminados. No obstante, hoy por hoy hay una confusión superior a esas cuestiones, a la hora de comprender a los jóvenes. Mal entendimiento que ha provocado el término “Generación de Cristal”.
La forma de pensar y las ideologías han evolucionado de manera radical en poco tiempo, motivo por el que esta nueva generación se percibe, mayoritariamente por personas integrantes de la Generación X, como frágil e incompetente. El objetivo de vida se ha visto modificado y la salud mental ha pasado a un primer plano. Se da más valor a cuestiones que años atrás no se consideraban importantes. “No se sienten cómodas con la planificación a largo plazo, quieren sentirse libres y tener la oportunidad de dejar marca con sus acciones”, explica la psicóloga Beatriz Goldberg.
Solo un 15% de esta generación afirma tener una salud mental excelente, según el estudio realizado por Gallup. Es la generación con la peor salud mental, la misma encuesta revela el porcentaje de la Generación Millennial: 52% y el de la Generación X: 55%. Desde el punto de vista psicológico, este bajo nivel de bienestar se debe a la forma en la que los jóvenes cuestionan todo. Respecto a este tema, la psicóloga Jessica Mejías expone a los jóvenes como personas que saben manifestar su inconformidad con los parámetros establecidos y no teme revelarse ante las injusticias. “Por tanto, no deberíamos hablar de jóvenes frágiles, sino de personas que crecieron en un contexto en el que se acepta manifestar vulnerabilidad. Menos aún podemos decir que son débiles o intolerantes, ya que a diferencia de generaciones anteriores, no tienen miedo de cuestionar lo que creen que está mal”, explica Mejías.
Autora: Ainhoa Muniesa Martín
