Autores: Fernando Segovia y Mario González
Dentro del novedoso mercado de las criptomonedas asistimos al boom de los NFT, en español los “Token No Fungibles”, que también han llegado al arte digital y a los videojuegos.
Los NFT son archivos digitales, generalmente imágenes, que sirven para conocer al propietario de una dirección IP y tener certeza de que estamos ante el archivo original. Este término se utiliza para referirse a algo que no puede ser intercambiado por otra cosa de su misma clase, pues es “único”. Un símil de los NFT son las obras de arte: los originales son irrepetibles y tienen un gran valor, pero las diferentes copias que hay de una obra de arte, por muy parecidas que sean, no tienen valor alguno.
La creciente inversión en Non-Fungible Tokens
Los NFT más cotizados son principalmente imágenes, aunque hay archivos NFT de vídeo, música o incluso tuits. El primer tuit de la historia fue vendido por su creador, el fundador de Twitter Jack Dorsey, por 2,9 millones de dólares en marzo de 2021.
La propiedad de un NFT se establece mediante el uso de la tecnología blockchain para rastrear quien es su actual propietario y guardar un historial de las ventas de ese token. En concreto, los NFT se basan en la criptomoneda ether (ETH), que está anclada a su propia blockchain, Ethereum, donde se producen todas las transacciones NFT. El valor de ether varía de acuerdo con la evolución y los pagos que se producen por los intercambios de archivos NFT.
Los inversores que tienen mucho dinero en Ether quieren más inversores para los NFT y hacer que suba su criptomoneda. Una técnica para atraer compradores es comprar NFT por cantidades muy altas, con objeto de que los medios se hagan eco e induzcan a invertir en un mercado que promete rápidos y grandes beneficios. De esta manera, el mercado crece en inversiones y se consigue un aumento del valor de la criptomoneda, ya que que este se rige por las transacciones, favoreciendo que siga controlada por unos pocos.
El potencial de atracción es tan grande, que se ha dado incluso el caso de la solicitud de un préstamo bancario de 532,4 millones de dólares por una persona para comprarse a sí mismo un NFT, con objeto de hacer subir el valor de ehter. Sin embargo, le negaron la transacción debido a que es ilegal que el vendedor y el comprador sean la misma persona.
Los Non-Fungible Tokens llegan a los videojuegos
En los últimos meses diseñadores gráficos, influencers e incluso equipos deportivos se han visto inmersos en el nuevo mercado de los NFT, y el mundo de los videojuegos no iba a ser menos. Los juegos NFT siguen la misma estela que lo que ocurre en el arte: promesas de que son el futuro y que puedes hacerte rico gracias a ellos.
De manera simple, los videojuegos NFT presentan un modelo similar al Pay-to-Win (pagar para ganar), donde si quieres competir, tienes que invertir una buena cantidad de dinero; pero llevado al extremo. Un videojuego NFT ofrece poder alquilar a los demás jugadores cualquier artículo, cobrar una renta por él y, de este modo, ir generando dinero sin necesidad de invertir más horas en el juego en cuestión.
Otro ejemplo de NFT en los videojuegos son las skins o apariencias de personaje. Si un jugador gana una competición, puede vender la skin con la que ganó y otra persona podría jugar con el aspecto ganador. En los videojuegos, las skins no tienen una exclusividad total. Todos los jugadores tienen la posibilidad de adquirir una skin aunque sea por un tiempo limitado. La diferencia visual entre la apariencia ganadora y otra que haya adquirido cualquiera es nula. Lo único en lo que se distinguen es en un documento que corrobora que esa skin fue utilizada por un jugador profesional en cualquier competición.
Ahora mismo, los videojuegos NFT son todavía muy simples y primitivos. Uno de los más famosos es Axie Infinity, un juego de batallas al más puro estilo de Pokémon. Para jugar hay que crear un equipo con la compra como mínimo de tres personajes o Axies. Estos Axies son NFT cuyos valores varían dependiendo de la popularidad del juego o su utilidad en batalla. El coste mínimo inicial para jugar a este sencillo juego es de 350 dólares por Axie; sin embargo, para tener un equipo competente se recomienda gastar entre 500 y 1500 dólares por NFT.
El único incentivo para jugar a estos juegos tan primitivos es el mercado NFT, pues no son entretenidos. Resulta sorprendente que muchos de estos títulos no te permitan jugar y solo sirvan para “farmear” (criar) dinero.
Algunas de las principales empresas del sector como EA, Square Enix, Ubisoft o 2k se han mostrado interesadas en el desarrollo de videojuegos NFT. EA ya es la máxima exponente de los videojuegos pay-to-win, como FIFA, y una de las desarrolladoras que más DLC´s incluye en sus videojuegos.
¿Un futuro indeseado?
Los videojuegos NFT pueden abocar a la industria a un futuro indeseado por la mayoría de jugadores. Ya no se jugaría por diversión, sino que se jugaría para intentar ganar dinero. Sin embargo, para ganar dinero se debe gastar previamente dinero.
Esto resulta frustrante para los jugadores, pues para poder competir o estar en igualdad de condiciones con otro jugador, deben gastar más dinero. Este modelo premia el dinero y no la habilidad de un jugador. Además, recuperar lo invertido o ganar dinero se convierten en objetivos principales. Los NFT son una gran amenaza para la principal atracción de los videojuegos: la diversión que ofrecen.
Editor: Jesús R. Aina