Entrevista y foto realizadas por Marta Franco.
José Miguel Marco Villuendas (Zaragoza, 1968) ha hecho de la fotografía su manera de comunicar el mundo que le rodea. Aúna trabajo y pasión, un binomio imprescindible para brillar con luz propia. Curtido en el día a día y sus mil batallas, su fotografía nos ofrece la actualidad en unas instantáneas que buscan de todo menos anestesiar la conciencia colectiva. Jefe de Fotografía de Heraldo de Aragón, es cofundador de la Asociación Profesional de Fotoperiodistas de Aragón, de la que además, es su presidente.
P. ¿En qué momento te das cuenta de que te interesa el periodismo? ¿Y el fotoperiodismo?
R. Era fotógrafo de arquitectura y reproducción de obras de arte, pero se me hacía largo estar un día entero alrededor de una cosa. Así que comencé a colaborar con publicaciones y en gabinetes, a vender fotos a medios y agencias nacionales trabajando desde Zaragoza. Me convierto en un colaborador autónomo hasta que empiezo en prensa en el 95.
P. ¿Fue difícil el comienzo?
R. Este oficio nunca ha sido fácil, por lo que la parte vocacional es muy importante. Antes había más oportunidades y, en cierto modo era relativamente más fácil comenzar a trabajar de periodista, aunque hubiera que ir visitando periódicos y revistas uno por uno con el porfolio. Es muy importante la voluntad personal. Ahora es todo muy diferente; ahora inviertes más tiempo que dinero.
P. ¿Cuáles son los méritos o las causas que adquieres para convertirte en el Jefe de Fotografía de Heraldo de Aragón?
R. Realmente no lo sé. No es algo que tú te propones. Cuestión de participación. Las redacciones son muy jerarquizadas pero son muy permisibles. No era una meta llegar a ser jefe de sección, lo único que de verdad quería era tener control y participación sobre los proyectos.
P. ¿Cómo nace y cuál es el principal objetivo de la Asociación Profesional de Fotoperiodistas de Aragón?
R. Nace de un runrún entre los compañeros, el detonante es una carta muy denigrante del ayuntamiento para la profesión. Nace de una comida entre compañeros, de la constante confusión entre el fotoperiodismo y la fotografía de un testigo. A modo de reivindicación y, sobre todo, con la intención de dar a conocer la profesión. De que todos sean conscientes de que no basta con tomar la foto, hay que hacerla.
P. En 2003 fuiste galardonado con el Premio al mejor trabajo profesional del Seminario de Fotografía y Periodismo de Albarracin con unas fotografías sobre dos monjas que hacian misa ante la ausencia de sacerdotes, ¿cómo surgió este tema?
R. La idea surge tras las asistencias a seminarios y charlas. Comienzas a plantear temas que mejoran tu expresión y arte. Aunque no quiero llevar mi premio a ningún pedestal, simplemente era una participación que llevaba a una crítica e intención de mejorar que acabó siendo reconocida. Al igual que otras habían sido criticadas anteriormente.
P. ¿Qué es lo que pretendías contar con esas imágenes?
R. Era uno de esos trabajos que te planteas y haces porque te gusta el tema. La línea entre trabajo profesional y personal es muy delgada pero gana la línea personal, aunque es necesario cubrir todas las líneas.
P. ¿Supuso un marcaje como profesional o simplemente fue una alegría y un incentivo para seguir haciendo lo que hacías?
R. No supuso nada. La carrera profesional es muy larga. No puedes plantearte que nada te va a cambiar, hay que seguir trabajando. Un premio no es nada dentro de mi trayectoria.
Con respecto a la información que puede aportar una imagen, ¿crees que es más apropiada la que aporta más información o la que aporta una información más concreta?
Depende del tema, del momento, del lugar donde va a ir publicada. Las circunstancias son las que son. No eliges nada, te mueves en las circunstancias.
P. Siguiendo con el tema de la información, nos aconsejaste (José Miguel Marco dio una charla al alumnado de Fotoperiodismo dentro del programa Expertia de Unizar) que es necesario separar la opinión de la información para evitar la subjetividad, pero ¿cómo separamos esa opinión personal para no mostrarla? ¿no crees que, al igual que en los textos escritos, siempre hay una marca de subjetividad basada en la personalidad del autor?
R. Siendo consciente de lo que interpretamos. Si crees que eres imparcial, mal. Somos lo que somos e interpretamos. No debemos creer que sobre el peso de nuestros hombros cae la verdad. Probablemente se nos vea el plumero, sobre todo en la forma de ver. Cada enfoque es un mundo y casi todo depende de ellos. Si los fotógrafos no tenemos un cierto sello no tenemos nuestra propia forma de lenguaje. Es muy importante saber que una de las vías de reivindicación del fotoperiodismo es el sello de autor.
P. Comentaste también que la cámara puede ser un objeto muy agresivo (sobre todo para las víctimas), ¿qué consejo nos podrías ofrecer para ayudar a acabar con esa agresividad y que las víctimas vean a esa cámara como una amiga en lugar de una enemiga?
R. Nunca van a ver la cámara como un amigo. Hay personas que lo ven como un modo de dar testimonio y otras como un modo de ataque personal, y hay que trabajar de distinto modo con los tipos de testigos. La cámara no la controlas, cómo les hablas sí. Nuestro trabajo consiste en que confíen en nosotros y responder a esa confianza. Ahora los fotógrafos tenemos mucho más control sobre las imágenes, pero no debemos utilizar ni las fotografías ni a los personajes para nuestro bien personal y profesional.
P. Hilando con el tema de las víctimas, me gustaría preguntarte algún consejo para conseguir esa predisposición de los personajes protagonistas a dejarse fotografiar.
R. Notas la receptividad de las personas. Primero hay que hablar con la gente, ponerte en el lugar del otro y tener claro lo que quieres. Es más costoso y largo el trabajo de confianza y trato con los protagonistas que el trabajo de la fotografía en sí, pero ahí es donde está la mayor importancia. Sin protagonistas no hay historia, y sin confianza y empatía no hay protagonistas.
“Estar donde ocurre las cosas tiene su enganche” fue una frase que dijiste el otro día en tu charla, ¿qué quieres decir con ello exactamente?
Es la noticia. En el momento en el que vives está ocurriendo algo que puede ser noticia y puede trascender. Todos los momentos son diferentes al resto. Hay que valorar la importancia de cada momento y ser consciente del momento en que nos encontramos para saber sacar noticia de él. Cuando todos salen corriendo de un sitio, el fotógrafo es el que va corriendo hacia allí.
P. ¿Es más necesario el amor por tu propio trabajo personal que lo que te exigen “desde arriba”?
R. Hay que mantener el amor propio en los trabajos personales y profesionales. Hay que aplicar el criterio profesional siempre, pero también el criterio del medio. Si no lo entiende el compañero, otra persona menos. Si no te sientes cómodo con los trabajos que se te encomiendan, es mejor probar y buscar lugares nuevos donde vayas a estar más cómodo que intentar cambiar un lugar o medio. Las dos claves para esto son la ambición y la constancia, además de no conformarnos.
P. Con respecto a los temas y la marca personal de cada profesional, ¿consideras difícil la elección de temas? ¿cómo podemos encontrar temas que encajen con nuestro propio estilo o marca?
R. Depende de lo que quieras hacer con el tema. Si lo quieres vender no puede haber solo un enfoque personal, pero este va a ser la marca que te diferencia del resto. Hay que considerar si nos apetece o nos interesa. Que los temas encajen con tu estilo depende de cómo lo trabajes, de cómo lo veas. Si trabajas de corazón siempre pones tu estilo. Arriesgarte o no ya va en la personalidad de cada uno.
P. Por último, ¿cuál consideras que es el consejo más importante para un futuro fotoperiodista? ¿y qué consejo podrías ofrecernos que te gustaría que te hubiesen dado antes de empeqzar a trabajar y a dedicarte a esto?
R. El consejo más importante podría ser entregarte para asumirlo como una forma de vida, nunca dejar de pensar en ello. Perseverar y no conformarse, y estar siempre actualizado en todas las tendencias sociales. Perder mucho tiempo en la reflexión del mundo.
No creo que eche en falta ningún consejo que no me hayan dado, pero si me gustaría que me hubieran avisado de que cuando todo parece que se viene abajo y no te encuentras, necesitas a alguien que te reconozca lo que eres o vales. En mi caso fue el fantástico fotógrafo Tino Soriano.
Editoras: Mariola Conde y Elena Bandrés