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Diamante MeryBrown: «Hay una definición de activismo muy cerrada, el mero hecho de ponerse peluca y tacones ya es un acto político»

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Entrevista realizada por Rubén Bailo

De una profesión infravalorada y poco visibilizada por los medios convencionales, nacen grandes artistas capaces de todo. Comedia, moda, actuaciones en directo, fotografía, videoclips, baile… Las Drag Queens son capaces de hacerlo absolutamente todo, tanto encima, como debajo del escenario. ¿Su esencia? Un carácter transgresor cuyo cometido es romper las normas de un sistema aparentemente “serio”.

Jhemeler Castillo es un chico de 25 años. Ha estado viviendo en Zaragoza, Madrid, Australia y República Dominicana. Actualmente trabaja para la seguridad privada revisando alarmas. Podría parecer que tiene una vida rutinaria y un trabajo de lo más “normal”, pero al final del día, Jhemeler se transforma en Diamante MeryBrown, una ilusión andrógina que demuestra que las apariencias engañan. Es así como entretener a un público deseoso de ser sorprendido, se convierte en su trabajo.

Diamante rompe las paredes de la monotonía y no deja a nadie indiferente mientras gira repetidas veces sobre la punta de sus tacones al son de Lola Índigo o Beyoncé para reflejar todas las luces de las discotecas y plasmar su arte en cientos de personas. Ahora, nos concede declaraciones dignas de la naturalidad y el activismo del colectivo, que puedan despejar las dudas en lo referente a los términos modernos del movimiento queer. ¿Cómo se forja una Drag Queen?, ¿es justo el reconocimiento social que tiene esta profesión?, ¿quién decide cómo se debe ejercer el activismo?, ¿es una posible concursante de Drag Race España? Sigue leyendo para encontrar todas las respuestas.

Con la evolución de la teoría de género existen varias formas de identificarse como persona. ¿Cuáles son tus pronombres como Jhemeler y cuáles como Diamante?

Como Jhemeler soy él, no estoy muy dentro de los pronombres, pero sí, un hombre CIS. Cuando soy Diamante soy ella, más que nada por el esfuerzo que pongo en conseguir una imagen “femenina”. Con mi familia drag, por ejemplo, nos llamamos siempre de ella, pero a mi no me importa mucho mientras me hablen con respeto.

¿Cómo defines tú a una Drag Queen?

Para mí, una Drag Queen es una persona que busca confundir a la gente en cuanto a los roles de género.  En un principio, sí que es verdad que el término identificaba a las que hacían espectáculos y shows, pero esto está cambiando mucho. Ahora hay gente que lo hace para hacerse tres fotos en su habitación, por lo que la Drag Queen contemporánea no está ligada a tener que hacerlos.

Lo que me hace separarlo de las personas que se maquillan o se visten con ropa conocida como no normativa para su género es el acto performático. Yo por lo menos no conozco a ninguna drag que se monte para bajar al súper.

Para quien no lo sepa, ¿puedes explicar lo que es un acto performático?

Un acto performático no significa solo subir al escenario, ponerse una canción y bailar. Tal y como yo lo veo, una performance se puede hacer perfectamente estando de pie en medio de la calle, por ejemplo, pintándote de arriba abajo sin tener un público fijo. Una performance es llamar la atención a alguien de una manera artística para transmitir X o Y. Lo primero es llamar la atención, y una vez que la tienes, dar el mensaje.

Diamante es una parte de ti que decides enseñar al mundo encima del escenario. Como artista, ¿quién es Diamante Merybwon? ¿De dónde nace ella y tu pasión por el drag?

Diamante nace de varias necesidades: por un lado, estaba en un momento en mi vida en el que estaba muy agobiado con lo que me pasaba alrededor, y necesitaba una escapatoria. Si a eso le sumas que vivía en Australia y el trabajo en el que estaba no me daba dinero para hacer casi nada…  Un día me surgió un concurso al que me presenté porque podías ganar dinero. Tenía la peluca y el maquillaje, y acabé presentándome. Diamante se forjó a través de la necesidad personal de evadirme de mi día a día, y de la necesidad económica, pero bajo un punto de vista convencional, es una fuente de ingresos más.

La profesión ha evolucionado mucho. Ahora hay todo tipo de categorías para definirlas, desde reina de la moda hasta reina de la comedia. ¿Cuáles son tus puntos fuertes como Diamante y qué es lo que más disfrutas a la hora de actuar?

Mi punto fuerte es, obviamente, el baile. Llevo bailando desde que llegué a España y es algo que me ayuda a evadirme. Baile y Diamante son uno para mi. Así que sí, baile, actuación, subir al escenario y transmitir.

El drag, al fin y al cabo, es adictivo, y a mí lo que me encanta es estar en el escenario y ver la cara de la gente cuando les ofreces una alternativa para evadirse de los mil problemas que puedan tener. Que en esos tres minutos en los que esté interpretando no tengan que pensar y hacerles sentir, independientemente de que te este haciendo una canción de Lola índigo a una baldada de Pastora Soler.

¿Cuáles son tus referentes a la hora de formarte como profesional?

Definitivamente, me inspiro sobre todo en Beyoncé y Gaga. En cuanto a travestis me gustan mucho Bob the drag queen, Shangela… Luego de aquí de Madrid conozco a Vania Vainilla que es increíble, ya no solo por lo que hace en el escenario sino por cómo es como persona, pero mis hermanas de Drag Reign son mi mayor fuente de inspiración.

Desde el clásico de los 90, Paris is burning, hasta la moderna y transgresora serie de Pose (2018), las Drag Queens han logrado tener representación en limitados medios de comunicación. Su participación en la telerrealidad se resume a RuPaul’s Drag Race, donde ya, en la temporada 2, se definía una “Drag Family” como un conjunto de Drag Queens que se juntan para crear una familia profesional con fuertes vínculos artísticos y personales. Diamante pertenece a una de estas familias. ¿Qué nos puedes contar de tus hermanas de Drag Reign, cuáles son vuestros talentos?

Pues Drag Reign ya de por sí es talento. Somos todas muy diferentes, por un lado tenemos a Luna (@luna.la.bruja), que es más spooky y de un rollo completamente alternativo; luego está Arantxa (@arantxacastillalamancha) que es la comedy queen de la familia; luego tienes a Kiwi (@kiwi_nastoy) que es más polifacética; Dita (@ditathevain) es más la fashion queen; Satine (@satinefansy) representa el maquillaje puro y duro, y yo que soy de un rollo más comercial (@diamantemerybrown).

¿Dónde soléis actuar? Cuéntanos un poco sobre tus proyectos profesionales.

Pues tenemos un show propio que se llama Drag Reign Live y vamos por el Volumen 5, porque actuamos una vez al mes fijas en la Maravillas Club (@maravillasclub). Además, estuvimos en Valencia haciendo un show en Halloween que fue increíble. En Madrid también he actuado en la sala Roar y gracias a estos shows en directo que hacemos financiamos otros proyectos. También tenemos el tema de Instagram y Youtube, en donde hacemos actuaciones muchas veces para todo el mundo e hicimos además un corto para Halloween del año pasado. Pero el peak de todo lo que hemos hecho han sido sin duda las campanadas del año 2020. Alquilamos un equipo profesional y fue todo muy bien, es de lo que más orgulloso estoy de todo lo que hemos hecho.

 ¿Has recibido rechazo por personas de dentro y fuera del colectivo por tu profesión?

Sí. El mero hecho de ser drag queen es motivo para que mucha gente por ejemplo en Grindr te bloquee o deje de hablarte. Más allá de las relaciones afectivas/amorosas/sexuales no la he sentido. Soy una persona que ha tenido mucha suerte y he actuado en sitios llenos de gente heterosexual como antros o teatros enormes en los que se hacen por ejemplo despedidas de soltera. También son los shows que mejor se pagan. La aceptación es bastante buena, no me he sentido discriminada, solo pues lo típico que estás en el escenario y pues el típico comentario de: “este maricón está gritando”. Pero lo que te digo, la única discriminación la de masc x masc en Grindr… Que sería la misma discriminación que sufre una persona de género masculino que se maquille.

¿Crees que tu profesión te estigmatiza como una persona de género fluido?

Sí, creo que se nos estigmatiza por el desconocimiento y por no tener la posibilidad de conocernos. Yo cuando te doy un show voy a que puedas vivir mi fantasía, una fantasía en la que ni siquiera yo vivo, una realidad distorsionada. Yo tengo novio, pero cuando subo al escenario digo que no tengo pareja y que estoy desesperada. Te vendo que soy una mujer biológica. El show de Rupaul por ejemplo da pie a que se vea lo que hay detrás de un personaje.

Rupaul’s Drag Race es un programa de telerrealidad que se emite desde 2009 y que ha conseguido visibilizar muchas caras del colectivo. Ha recibido muchas críticas por la poca representación trans que tienen las drags en el programa. ¿Qué opinas del show de Rupaul y de que empiece a incluir chicos trans como Gottmik en el concurso?

Al programa no hay que darle ni menos ni más importancia de la que tiene. Tiene sus pros y sus contras, al fin y al cabo, es un reality show. El problema viene con idealizar a esas reinas. Si eres fan de las chicas de Rupaul, no eres fan del drag, eres fan de un producto de televisión. Luego te encuentras actuaciones de reinas locales vacías porque solo se da importancia a las de show. Aún así ha ayudado a visibilizar a las Drag Queens pero RuPaul no es la Biblia del Drag, el Drag va más allá del programa.

En cuanto a la visibilización, me parece tarde para las personas trans. Si se crea un espacio seguro, ¿por qué la gente tiene miedo a decir lo que es por no ser normativo dentro de un trabajo que rompe con los esquemas de la normatividad?  Por lo mismo que debería haber Drag Kings, que son maravillosos.

Ahora que el show viene a España, ¿te gustaría presentarte a la segunda temporada?

Ya me presenté en la temporada 1 y me presentaré para la segunda si la hay. Creo que tengo cosas nuevas que ofrecer que aún no se han visto en televisión.

Las Drag Queens y el activismo van de la mano. Luchas como las de Stonewall las bautizan, pero, ¿acaso todas las Drag Queens están obligadas a ejercer activismo públicamente?

Yo creo que hay una definición de activismo muy cerrada con la que yo no estoy de acuerdo. El mero hecho de ponerse peluca y tacones ya es un acto político. Antes de la pandemia me iba a trabajar en el metro montadísima. Un niño que me vea en el metro y luego le pregunte a su padre o a su madre ya inicia una conversación. Y para mi eso ya es activismo, como lo es encontrarte con tu vecina y debatir puntos de vista.

¿Cómo concibes a las Drag Queens del futuro?

Si me centro en España, honestamente, espero que se llegue a un punto más allá de lo americano. Yo quiero ver a drags en los teatros, dando conciertos, siendo estrellas y celebrities como las que tenemos ahora, pero Drag Queens. Al fin y al cabo, lo hacemos todo. Es algo que necesito que salga de los clubs de noche, por lo menos con el drag race vamos a estar presentes en las casas de todos esas dos semanas que se esté anunciando el programa.

¿Qué le dirías a una persona que quiere dedicarse al drag pero le da miedo?

Que no lo haga (risas). Yo aconsejo a la gente que lo pruebe, porque verse en una piel diferente aunque sea por cinco minutos, es algo que te da una perspectiva increíble en cuanto a ti mismo, se te abre un nuevo mundo. Pero en general, que no tenga miedo a jugar con todo y a pasar sus límites, que invierta mucho tiempo, ser Drag Queen no es fácil.

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