Entrevista de Ana Calvo y Naiare Rodríguez
La vuelta de Nora llega a Zaragoza. Tras La casa de muñecas, de Ibsen, Nora vuelve a su casa 15 años después de abandonar a su familia. Se ha convertido en una feminista escritora de éxito, y regresa para reencontrarse con su pasado, con su entorno, y para lograr un claro objetivo. Aitana Sánchez-Gijón y Elena Rivera han presentado en el Teatro Principal de Zaragoza esta obra que interpretan junto a Roberto Enríquez y María Isabel Díaz Lago. La obra fue escrita en 2017 por Lucas Hnath y su director es Andrés Lima. Se representa en el Teatro Principal el viernes 5 y el sábado 6 de abril a las 20:30 horas y el domingo 7 a las 18:30.
Nora regresa como una exitosa escritora feminista que a la vez está reivindicando valores humanos. ¿Es un reflejo de la realidad?
Aitana Sánchez-Gijón (AS): Sí. Por eso hacemos este acto. El autor hace esa metáfora de los 15 años de ausencia de Nora, en los que ha batallado para convertirse en la mujer que quería ser. Ha estado luchando en una situación social y familiar que estaba en contra de ella y de todos sus ideales. Esto ha sucedido en estos últimos 150 años. Las mujeres hemos avanzado mucho más en estos 150 años que en milenios. Me refiero a las sociedades occidentales, de las otras no hablamos. Se está viviendo ahora una cuarta ola de feminismo que tiene mucho que ver con las batallas de Nora.
Elena Rivera (ER): Nora intenta romper con un mundo que la intenta manipular. Mi personaje, que es la hija, no entiende que su madre se fuera sin decir nada. La obra muestra que a veces somos nosotras mismas las que tiramos piedras contra la mujer.
¿Cómo hubieran recibido los espectadores esta obra en 1879, cuando se estrenó Casa de Muñecas?
AS: Es complicado… Casa de muñecas se prohibió en varios países. Ibsen (autor de Casa de muñecas) se vio forzado a reescribir un final ambiguo, dejando abierta la puerta a que Nora volviera después de un momento de reflexión.
ER: Sí. Fue una revolución. Hicieron versiones donde no dejaron que se representara el final, el portazo.
En La vuelta de Nora estáis intentando conmover a los espectadores…
AS: La obra te deja muy revuelto porque es un espejo de cómo somos como sociedad y de las dificultades que tenemos para convivir. Hay gente que ha sufrido también heridas como las que han sufrido los personajes… Es imposible no verse reflejado en ellos. Hablamos de los dolores de las personas, de las maneras de entender la vida… No deja de ser un núcleo familiar roto en mil pedazos en el que hay renuncia y necesidad de supervivencia. Es común a todos los seres humanos y la mayoría de los espectadores se sienten identificados.
ER: Son reproches continuos. Nora viene pidiendo un divorcio. Es duro tener que recrear una historia como la de Nora, hay algo de corazón… Es una obra muy de amor, de amor a tu madre, a tu hija… Cuando se encuentran todos, afloran los sentimientos.
Al margen de en este, Aitana, ¿en qué otros proyectos te podremos ver?
AS: Voy a hacer un proyecto de teatro y danza contemporánea, aunque nunca he bailado. Junto a Chevi Muraday -Premio Nacional de Danza, director, bailarín- vamos a hacer un espectáculo que se va a llamar Juana, y vamos a hablar a través de las voces de las Juanas de la historia: Juana la Loca, Juana de arco, Juana de Beltraneja… Han tenido historias potentes y que se han salido del marco que la historia les había asignado, y lo pagaron muy caro. La danza y la palabra van a ser el vehículo de esta obra. Estaremos de gira por toda España y ojalá nos traigan a Zaragoza.
Y, en tu caso, Elena, ¿cómo ves Cuéntame cómo pasó, sin ti y sin Ricardo Gómez?
ER: Con la gira, es imposible verlo. Sí he visto cosas de las promos y que me cuenta el equipo. El protagonista, que es Carlos -Ricardo Gómez-, que ahora no esté, es complicado… Pero creo que lo están consiguiendo. Las audiencias van muy bien y la gente está muy contenta. Como siempre, Cuéntame sabe reinventarse.
