Crónica y fotos de Ana Calvo y Naiare Rodríguez
Show must go on. Un artista no solo se mide por la calidad de sus canciones, por su voz, su personalidad o por su presencia en el escenario -que también-, sino por su capacidad de improvisación y de saber qué hacer ante situaciones complicadas. Y Zahara deslumbró, precisamente por esto, en su paso por Zaragoza en el Teatro de las Esquinas el pasado viernes 15 de noviembre.
La cantante comenzó el concierto de la forma más natural e íntima posible: dando las gracias y recordando cómo fue su última actuación en la capital aragonesa. Una hora después del inicio del espectáculo, Zahara tuvo que cambiar el guión del show. Un pequeño fallo técnico marcó un antes y un después en el concierto; pero, lejos de pararlo, Zahara cantó (acompañada por la guitarra) algunas de sus canciones más antiguas, con ese “Olor a mandarinas” como la más vitoreada. No se quedó sola: algunos de los miembros de su banda se animaron y cantaron con ella.
Otro de los momentos más especiales de la noche fue cuando cantó “Lucha de gigantes”, que consiguió un silencio sepulcral de los casi 1.000 asistentes, que se dejaron llevar por la magia y la dulzura de la voz de Zahara. Tras dos horas y media, el espectáculo terminó con “Hoy la bestia cena en casa”, donde la cantante se permitió bajar al foso y bailar la canción con sus seguidores. En el fondo del escenario, imágenes que criticaban a algunos de los representantes de la política española e internacional acompañaban al que fue el adelanto de su último disco.
Al final fueron estos los detalles y los “fallos” que hacen que el de Zaragoza fuera un concierto único y especial. Porque, a pesar de todo, show must go on.