Decía el escritor británico George Orwell que “quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro”. En otras palabras: debemos entender nuestra historia para comprender el presente y, así, construir el futuro. Esa es la esencia de “Ante la perfección del silencio. Historia contada y cantada de la España contemporánea”, un acto en el que Carmina Gustrán, doctora en Historia de la Universidad de Zaragoza, pinceló el siglo XX en España. El auditorio Arcón de Alagón se llenó el pasado 25 de febrero para escuchar esta singular clase magistral que contó con los acordes de Eli López y el recital de David Giménez. 60 minutos que culminaron una perfecta simbiosis entre las canciones de Paco Ibáñez, la poesía de Machado o Gamoneda y el saber.
Desde la Segunda República a la construcción de la democracia, sin olvidar la profunda huella que la dictadura franquista ha dejado en nuestro país. Un periodo, como analizó el acto, marcado por muertes quizá no tan conocidas, como las de la autarquía, y milagros no tan milagrosos, como el desarrollismo de los 60. Gustrán puso luz sobre los aspectos más oscuros del siglo XX, mientras que López y Giménez pusieron las emociones a flor de piel.
Imagen de la actuación musical. Fotografía: Merche Gustrán
Carmina Gustrán atiende ahora a Entremedios y valora la situación actual de la Historia y la importancia de la prensa durante los siglos pasados.
Para quien no lo conozca, ¿qué es un acto de Historia contada y cantada?
“Ante la perfección del silencio. Historia contada y cantada de la España contemporánea” es una inusual clase de historia, una conferencia un tanto performática que combina la clase magistral con la poesía y la música, relacionando los tres campos para que se complementen entre sí.
¿Crees que se debe acercar la Historia a la sociedad a través de fórmulas más atractivas?
No sé si “Ante la perfección…” es una fórmula más atractiva de hablar de Historia, eso lo deberá juzgar el público, pero sí que creo que es esencial acercar la disciplina histórica a la sociedad, sacarla de los despachos y llevarla a las calles, a los bares, a los teatros. Una clase tradicional, de las de toda la vida, bien estructurada y contada, con un docente que sabe de lo que habla, que basa su charla en una investigación y análisis riguroso, que siente pasión por lo que hace y que se preocupa por comunicar con eficacia, puede ser enormemente atractiva. De hecho, si yo elegí Historia y me embarqué en un doctorado es porque encontré algunos de esos docentes apasionados que saben bajar la asignatura, la materia, a la tierra.
Dicho esto, también creo que nuestra obligación como profesionales es explorar todas las herramientas a nuestro alcance para hacer llegar nuestro mensaje al mayor número de personas.
Comentabas en el acto que el desarrollismo de los años 60 tuvo unos importantes costes para España, ¿cuáles fueron? ¿Crees que la imagen que nos ha llegado de esta época es exclusivamente positiva?
No creo que la imagen que nos ha llegado del desarrollismo franquista sea exclusivamente positiva, al contrario. Sí que es cierto que la dictadura se esforzó por construir el mito del “milagro económico español”, pero yo no diría que se ha aceptado sin matices o críticas.
Investigadores, pero también muchos sectores de la sociedad han alzado la voz desde hace décadas para hablar de todos esos costes: especulación, corrupción, explotación laboral, abandono político del mundo rural, emigración, aberraciones urbanísticas, promoción de una sociedad de consumo acrítica…
También defendías que en la actualidad se está legitimando la dictadura franquista, ¿de qué forma se está produciendo?
Para algunos sectores sociales y políticos la dictadura franquista siempre ha sido legítima, puesto que consideran el poder como algo patrimonial y no conciben el ejercicio pleno de la democracia. Negar que hubo un golpe de Estado contra un gobierno legítimamente elegido por el pueblo español es legitimar la dictadura franquista; hablar de la guerra como un enfrentamiento entre hermanos, entre esas dos Españas que no consiguen entenderse, sin explicar quién y por qué comenzó el conflicto, repartiendo culpas de manera equilibrada es legitimar la violencia y a la dictadura.
Recital musical en Alagón. Fotografía: Merche Gustrán
¿Por qué es importante la Historia en nuestra sociedad actual? ¿Puede existir cierto desapego hacia ella, especialmente entre los estudiantes por la forma en la que se enseña?
Estudiar Historia, investigar y analizar acontecimientos pasados a partir de todo tipo de fuentes, de manera rigurosa, es esencial para entender nuestro contexto político-social, para saber cómo hemos llegado hasta aquí, para comprender las relaciones de poder de construyen y condicionan nuestra sociedad.
No puedo hablar por los estudiantes sobre si la forma en la que se enseña en la actualidad la historia produce desapego, pero sí me gustaría incidir en lo importante que la forma (el medio, el canal, las herramientas, el estilo) es para la transmisión del conocimiento y en cómo los profesionales debemos adaptar nuestro mensaje al receptor.
¿Consideras que en la actualidad se está instrumentalizando la Historia como recurso político? ¿En qué otras épocas también ha ocurrido?
Sí, el pasado histórico se instrumentaliza con frecuencia desde las instancias políticas, es algo usual en las sociedades contemporáneas e, incluso, anteriores.
Algunos historiadores defienden que la Historia de España y los temarios se han centrado exclusivamente en el Franquismo y que no se le ha concedido tanta importancia a la historia del resto del mundo, ¿compartes esta visión?
En absoluto. Considero que si algo está ausente en los temarios y en las aulas de los colegios es un estudio y un debate riguroso del franquismo y sus consecuencias, así como de su memoria.
¿Qué importancia ha tenido la prensa a lo largo de la España contemporánea?
La prensa ha tenido un papel clave como conformador de opinión y como transmisor de conocimiento, incluso en épocas de baja alfabetización, como la España del siglo XIX y comienzos del XX. Era habitual que la población (especialmente masculina) se reuniera en ateneos y cafés a leer y debatir la prensa (o a escuchar a aquellos que sí sabían leer explicar las noticias en voz alta). Como la profesión de historiador, la profesión del periodista se basa en la seriedad y en la profesionalidad, en contrastar las fuentes e intentar transmitir lo que pasó, aunque no nos guste. Si faltamos a esa misión, dejamos de ser profesionales y nos convertimos en tertulianos, en opinadores.
Cerraste el acto diciendo que “el pasado no escribe el futuro, eso nos corresponde a nosotros”, ¿qué esperas del futuro para la Historia como ciencia?
Espero que la Historia como disciplina siga creciendo y cuestionándose todo, incluso a sí misma. Que amplíe los puntos de vista, que dé voz a nuevos narradores, que refleje la diversidad del mundo en que vivimos y que esté bien contada, que sea amena.
Autor: Víctor Bravo
Fotografía: Merche Gustrán
