Autora: Sara Rodríguez
Cuando eres una mujer, a veces, parece que la vida te es más complicada. También resulta difícil que te guste la farra y no puedas estar tranquila con tus cervezas. Las discotecas y los ambientes nocturnos se vuelven un lugar hostil para el ser femenino. Al 33% de las que denunciamos una violación nos agreden estando borrachas o drogadas. Algo que, aun no siendo saludable ni para nosotras ni para ningún humano, tenemos derecho a hacer sin que ningún hombre venga a marcanos.
El pasado miércoles 22 de junio, en la sala de prensa del edificio Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, se resolvió el fallo del jurado en torno al spot ganador del VII concurso publicitario a favor de la igualdad y responsabilidad de género. Nuestro spot SEXO (CON)SENTIDO. Estaba muy nerviosa porque mis compañeras se encontraban a 8260 kilómetros de ese salón de actos. Asistí sola, aunque acompañada por dos hombres (y amigos) que tienen claro que los cuerpos de las mujeres no se tocan si no se lo piden.
Danna Forigua, David Sánchez y yo, Sara Rodríguez, quisimos plasmar, sin flores ni decorados; la realidad de las adolescentes y las mujeres jóvenes que son agredidas sistemáticamente por la cultura de la violación. Un sistema al que se debe prestar especial atención e incluir con absoluta necesidad dentro de una ley de Educación Sexual Integral.
Foto: entrega de los premios a las galardonadas del VII Concurso Publicitario de la Responsabilidad e Igualdad de Género
El debate sobre el consentimiento ya está abierto pero se debe ir un paso más allá. Podemos comenzar por hablar de sexo sentido, de ahí el nombre del spot. Un sexo deseado, querido y con un carácter de voluntad mútua. Desterrar el No es No y adoptar el Solo Sí es Sí como mensaje que promueve un deseo activo por parte de las mujeres. Asimismo, debemos crear una plataforma de sensibilización no formal que gire en torno a la sexualidad masculina, y así demostrar que su deseo sexual no prevalece por encima de la sexualidad femenina.
La violencia patriarcal afecta de forma directa a las mujeres, menospreciándonos y violándonos; y de manera indirecta a los hombres, creando estructuras inhumanas en su socialización como hombres. Este es un trabajo común al que todos debemos prestar atención, sobre el que debemos volcarnos y sobre el que hablar: en las escuelas, en los medios; en sociedad.