Texto y fotografías: Eduardo Ramírez.
Zaragoza acogió el pasado sábado 29 de enero los Premios Feroz 2022: los galardones que otorga la Asociación de Informadores Cinematográficos de España, y que premia a televisión y cine. En esta gran cita de “cuento” del cine español, no faltó Caperucita; tampoco los lobos, pero nadie se comió a nadie (al menos, literalmente). Y es que los más “feroces” monstruos de nuestra cinematografía se dieron cita en la capital aragonesa en una gala que, a pesar de llevar pocos años, se ha asentado ya como los Globos de Oro “ibéricos”. Unos premios que, también, buscan unificar televisión y cine: mundos que luchan, pero que pueden ser compañeros.
A las 19:30, no eran pocas las personas que esperaban agolpadas la llegada de sus ídolos frente a la Sala Multiusos del Auditorio. Este inmenso recinto, plagado de mesas circulares, fue el escenario de la noche. Un escenario que también aguardaba pacientemente a actores y actrices, directores y directoras… En definitiva, a las mayores estrellas de nuestras pequeñas y grandes pantallas. La alfombra roja, que duró unas dos horas, vio pasar a decenas de estas personalidades, como Najwa Nimri, quien entró coreada al son del “Bella Ciao” y con los regalos de sus admiradores en la mano. O Yolanda Ramos, con un carismático vestido de Caperucita Roja. El frío y clásico cierzo, habituales incluso en noches como esta, tampoco faltaron a su cita. Sin embargo, el público en el exterior aguantó incluso hasta la medianoche, cuando terminó el evento. También acudieron grandes y promesas del cine aragonés, con fuerte protagonismo femenino: Luisa Gavasa, Elena Rivera, Carlota Gurpegui… quienes iban poco a poco entrando a la sala multiusos, atravesando otra alfombra, esta vez interior, frente a una fila de cámaras y reporteros que le daban un particular sonido ambiente que indicaba que esa era una noche especial.
Y fue así para aquellos que tuvieron el privilegio de recibir un “lobo”, nombrados así por la particular forma de los premios de esta gala. La galardonada como mejor película dramática fue Maixabel, de Icíar Bollaín; mientras que en la comedia brilló El Buen Patrón. Fue precisamente su protagonista, Javier Bardem, quien obtuvo el Feroz a mejor actor de una película, y su contraparte femenina recayó en una veterana del teatro como Petra Martínez, por La Vida era Eso. “De película” estuvo también Ana Rujas, pero su premio lo recibió por su papel en la pequeña pantalla, como mejor actriz protagonista en la serie Cardo, mejor serie dramática. El mejor actor protagonista en televisión fue Javier Cámara, por Venga Juan, que también recibió el Feroz a mejor serie de comedia. En la dirección y guion brillaron, respectivamente, Rodrigo Cortés y Fernando León de Aranoa.
Un premio que ya estaba asegurado era el Feroz de Honor, que recibió la directora Cecilia Bartolomé, quien realizó un sonado discurso denunciando la censura franquista que impidió que su trabajo como cineasta fuera ampliamente reconocido. Bartolomé fue ovacionada por el público de la sala. Entre estos asistentes, se encontraban algunas grandes personalidades del mundo político, como el ministro de cultura y deporte Miquel Iceta, la vicepresidente segunda Yolanda Díaz, o el propio alcalde de la ciudad, Jorge Azcón.
Más allá de los premios, fueron varias las reivindicaciones que tuvieron lugar durante la noche, como el feminismo o los tabúes. La velada fue conducida por el director Nacho Vigalondo y la cómica Paula Púa, quienes arrancaban la gala haciéndose un test de antígenos, mostrando así el carácter más “gamberro” que presenta la AICE frente a otras galas de premios. Y es que la covid ha marcado también los Feroz (como el resto de los acontecimientos en estas fechas), pero no impidió que todo se desarrollara con normalidad. Al menos, del lado de los invitados, ya que la restricción de aforo impidió a varios medios de comunicación acudir presencialmente al recinto, o salir de la sala habilitada para prensa. Ausencias sonadas fueron también las de Blanca Portillo (protagonista en Maixabel), Maribel Verdú (por Ana Tramel: el juego), o dos titanes como Pedro Almodóvar o Penélope Cruz, que no necesitan presentación.
Sin embargo, si tuviéramos que destacar una protagonista, no sería actriz, tampoco directora. Ni siquiera sería de carne y hueso. Esa noche, la verdadera protagonista fue la ciudad de Zaragoza. Una ciudad de cine, como ya lo ha demostrado en multitud de ocasiones: al fin y al cabo, fue aquí donde se rodó la primera película española que se conserva. Escenario de muchas películas, como la ganadora del Goya Las Niñas, cuya directora, Pilar Palomero, también se encontraba en el auditorio para celebrar estos premios que sirven de antesala a la gran gala de los “cabezones”. Tal y como nos contaba María Guerra en el momento de las nominaciones a los Feroz, es una gala con un espíritu descentralizador, en el que buscan ir más allá de los centros tradicionales de las industrias, como Madrid o Barcelona.
No sabemos cómo les irá a las triunfadoras de la noche en otras celebraciones, pero podemos decir que el éxito de la gala de los Feroz supone un premio más para ensalzar el valor de Zaragoza como “Pilar” importante del cine español.