Yo, adolescente es una historia sobre autodescubrimiento, duelo y superación que te hará sentir como si hubieras vuelto al instituto de la mejor y de la peor manera posible. Ambientada en la Argentina de 2005 y protagonizada por un elenco emergente, las risas y las lágrimas están aseguradas con esta película.
La adolescencia. Esa época que todos los adultos dicen recordar con cariño y a la que siempre aseguran querer volver. Son los años en los que uno empieza a ser más consciente de lo que hay a su alrededor, se empieza a estar más alerta. Es un periodo difícil para todos. Y que tu mejor amigo se suicide unos meses antes de que cumplas los diecisiete no lo facilita demasiado.
Nicolás Zamorano (Renato Quattordio), más conocido entre sus amigos como “Zabo”, lo sabe mejor que nadie. Lidiar con los dramas propios de la adolescencia mientras trata de superar la pérdida de su amigo Pol (Tomás Agüero), convierte su penúltimo año de instituto en una montaña rusa de subidas eufóricas y bajadas angustiosas.
Tras el trágico suceso, Zabo se refugia en una coraza maquillada de apatía e indiferencia, aunque sabe que el suicidio de su amigo le está haciendo perder la cabeza. Para distraerse del dolor que siente decide abrir un blog anónimo en el que va relatando sus vivencias, de la misma manera que lo haría si estuviese hablándole a Pol.
Uno de los temas que más trata en su diario online es el amor y las relaciones. En un principio habla de lo mucho que le gusta María (Agustina Cabo), la chica con la que mantiene una amistad desde que eran niños y que le parece perfecta hasta que un día decide escribir “la lista”. “La lista”, como su nombre indica, es una enumeración de todos los requisitos que una chica ha de tener para que él la pueda considerar su chica perfecta. Solo hay un problema. La única persona que cumple todos los requisitos no es una chica. Es su otro mejor amigo, Tomás (Thomas Lepera).
Asustado con su nuevo descubrimiento, Zabo trata de autoconvencerse de que eso no es posible y se aleja de Tomás para evitar caer en la tentación. Para no quedarse solo, decide refugiarse en otro chico de su clase, Ramiro (Jerónimo Bosia), con quien entabla una rápida amistad. Parece que todo está funcionando de acuerdo a su plan hasta que una noche de fiesta Ramiro se le declara. Y Zabo no puede estar más confuso.
Yo, adolescente es un drama juvenil que fuerza al espectador a introducirse de lleno en los confusos sentimientos que trae consigo el hacerse mayor. Este filme tiene todos los elementos que una buena película coming of age ha de tener: drama, sexo, fiestas ilegales, desprecio por el instituto, drogas y un suicidio. ¿Es que acaso existe una combinación que pueda resultar más atractiva para un adolescente del siglo XXI?
A esta mezcla tan explosiva hay que sumarle, además, la fuerza de los diálogos interpretados. El uso de las expresiones y las diferentes maneras que tienen los personajes de expresarse por medio de la palabra aporta una dosis de realismo que no pasa desapercibida a ojos del espectador. Resulta claro que el guionista y director, Lucas Santa Ana, tiene experiencia en el campo de creación de escenarios para piezas de temática LGBT y coming of age. Este no es su primer rodeo, ya había producido otras películas similares como El puto inolvidable y Como una novia sin sexo.
En general, Yo, adolescente, es una fantástica película si tu género de preferencia es el drama adolescente sin edulcorantes. Cabe destacar, sin embargo, que aunque su trama se centra en la adolescencia, es un filme creado para un público más maduro y menos impresionable. Se tratan temas que pueden resultar pesados y, en casos puntuales, crear un efecto llamada entre los más susceptibles.
Ficha técnica:
Título: Yo, adolescente
Director: Lucas Santa Ana
Duración: 97 minutos
Plataforma o canal de exhibición: Netflix
País de producción: Argentina
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Autora: Alba Fernández
Editora: Elena Álvarez
Redactora jefe: Ingrid Monreal