Jesús los Arcos (Pamplona, 1998) estudiante de Medicina en la Universidad de Zaragoza, lleva más de cuatro años jugando a baloncesto en silla de ruedas. Esta disciplina apareció en su vida en un momento trágico: cuando cursando 2º de Bachillerato los médicos le diagnosticaron un Sarcoma de Ewing. Después de la operación donde le extrajeron el tumor, le ofrecieron conocer este deporte que ahora es parte de su vida.
P: ¿Qué es el baloncesto en silla de ruedas (BSR)?
El baloncesto en silla de ruedas lo podríamos definir como una modalidad de baloncesto adaptado a personas con una discapacidad física.
La discapacidad de cada jugador se valora en una escala del 1 al 5, de medio punto en medio punto, así cada persona tiene su silla en función de la movilidad que posea. Por ejemplo: los puntos uno, tienen la menor movilidad del equipo y su silla de ruedas deportiva es más baja que las sillas de los puntos 4,5 o 5 que prácticamente, no tienen una discapacidad y donde la silla si es más alta.
P: ¿Qué diferencia una silla de un “uno” a la de un “cuatro”?
Las sillas de puntos 1 al tener menos movilidad van más pegadas al suelo y ese movimiento de caderas lo hacen con los brazos. Desde esa altura cuesta más recibir los balones y es más fácil hacer un tapón.
En cambio, los cuatros pueden sacar el balón desde más arriba y la inclinación de sus ruedas es más vertical. Todas las sillas van inclinadas pero los de las puntuaciones más altas las llevan más verticales y la canasta mide tres metros, exactamente igual que la del baloncesto a pie, sin embargo, tiramos desde mucho más abajo.
Jesús los Arcos en un partido de baloncesto en silla de ruedas. Fotografía: @ruper.fotografia
P: ¿Es fácil encontrar una silla de ruedas deportiva? ¿Cuál es su precio?
Ahora han comenzado a vender sillas en franquicias grandes pero hasta ahora, tenías que ir a una empresa y encargar una echa a mano. Además, no son mucho más caras que una silla normal, yo por suerte nunca he tenido que llevar una, pero el precio es por el estilo.
Una silla deportiva puede costarte 5.000 € si te la financian bien, pero yo tuve que pagar la mía por lo que hay quien se la puede permitir y quién no.
P: ¿Cuál es tu trayectoria en el baloncesto?
Yo soy de Pamplona y empecé a jugar al baloncesto a pie a los 5 años en el Ardoi, aunque no llegué a jugar. Luego me mude a Burlada y allí también tienen un equipo que es donde jugué la mitad de mi carrera desde los 8 a los 12 años. Más tarde, me cambie al San Cernin que es donde acabe mi vida deportiva a pie y desde que comencé con el BSR juego en un club de Zaragoza.
P: ¿Qué modalidad es más compleja practicar?
Habiendo jugado a los dos, yo diría que en silla es más complejo porque es un cambio radical: tú has aprendido a jugar de una manera y por muy bien que tengas un tiro o una mecánica tienes que cambiarlo.
En BSR juegas desde una altura más baja y la silla se mueve cuando no tienes la mano en la silla. Tienes que controlar la velocidad en carrera, toda la fuerza la haces con los brazos y es un hándicap porque tienes que tirar y desplazarte con los brazos. Yo cuando empecé me cansaba mucho, ahora después de cuatro años jugando, ya no me canso tanto.
Cuándo acabamos los entrenamiento vienen los de a pie y ahora pienso pero si lo único que tienen que hacer es correr y tirar, esto es complicadísimo.
Imagen de Jesús los Arcos. Fotografía: @ruper.fotografia
P: ¿Cuál es el nivel español en baloncesto en silla de ruedas?
La división de honor es la más exigente y la mayoría de jugadores son olímpicos o profesionales. Y ahora «barro para casa» pero, para mí, la española es la mejor liga del mundo. Siempre está ahí Estados Unidos pero el nivel de juego es muy alto.
En cambio, en segunda categoría son en general gente española muy buena. Pero o ya son mayores o aún no tienen el nivel para subir a esa categoría. Por último, hay una tercera categoría, segunda división, clubes nuevos, escuelas que tienen algunos clubes.
P: ¿Por qué querías seguir jugando a baloncesto?
El último año iba a empezar a ser mi etapa sénior en el club y eso se truncó y me quede a mitad de temporada sin poder hacer nada. Esa temporada me afectó mucho incluso el no poder ir a entrenar cuando aún no tenía el diagnostico.
Al final este deporte siempre había sido mi vía de escape. En el momento en el que me vi con un diagnostico desfavorable, no sabía si iba a volver a jugar a esto nunca más hasta que descubrí que había un deporte adaptado a personas con una discapacidad física.
P: ¿Qué es lo que más te gusta del BSR?
Lo que realmente me enamoró del deporte es el compañerismo que hay incluso con el equipo contrario. Yo he jugado contra un equipo de otra comunidad autónoma y metes una canasta y te aplauden o incluso después del partido se te acercan y te dicen: “no te conozco de nada pero que bien tío”. Yo he hecho muchos más amigos en cuatro años que los que hice realmente jugando a pie en más de 10 años. Es como que todos estamos aquí por lo mismo porque nos ha pasado algo malo y todos queremos dar el máximo de nosotros.
Autora: Carmen Borobio
Fotografía: @ruper.fotografia
