Entrevista realizada por Marta Roldán
¿Cómo se siente un inmigrante?, ¿Qué razones te llevan a abandonar tu país? ¿Cuántos obstáculos te puedes encontrar durante el proceso? Esas y muchas otras, son las preguntas que nos pueden surgir al oír hablar de migrar. Durante el año 2019 emigraron más de 2.500.000 venezolanos a todas las partes del mundo. Un análisis de la Universidad Central de Colombia titulado «Comunidad Venezolana en el Exterior: un nuevo método de exilio» confirmó que el aumento de la emigración en Venezuela se debe al «deterioro tanto de la economía como del tejido social, el crimen desenfrenado y la falta de esperanza para un cambio político en el futuro cercano». Son muchas las circunstancias que llevan a una persona a dejar su país, Leonardo Aqui, inmigrante venezolano que escogió Zaragoza como destino, nos explica su experiencia emigrando de Venezuela a España.
¿Cuál fue el motivo por el cual decidiste dejar tu país, Venezuela?
Principalmente para buscar nuevas oportunidades personales y profesionales y poder ayudar a familiares y amigos que no tienen la oportunidad de salir de Venezuela. Escapé de un país hermoso que, lamentablemente, se encuentra sumida en el caos y que, a pesar de la lucha por seguir aportando a este, comprendes que te enfrentas a un sistema que va coartando cada vez más tus derechos, y que se va consumiendo y transformando la sociedad venezolana, llegando a un punto, en el que parte de ella ya ni la reconoces. Hay otras razones, que hacen aún más complejo el asunto, pero que actúan como catalizadores para tomar la decisión de emigrar: situaciones que afectan a toda la sociedad sin distinción, como la hiperinflación, la delincuencia, la corrupción, la impunidad, la escasez de productos básicos, los fallos de los servicios públicos, entre otras muchas.
¿Por qué elegiste venir a España, en concreto, a Zaragoza?
Sinceramente, había descartado la posibilidad de emigrar a Europa, por el tema migratorio. Mi primera opción era Chile, pero inesperadamente se me brindó la oportunidad de venir a España y eso hice, principalmente por las oportunidades laborales, el desarrollo personal, la calidad de vida, el idioma… Tras revisar varias ciudades españolas, elegí Zaragoza por diversas razones: ubicación, clima, precios, tamaño de la ciudad, facilidades e infraestructura. Además de que cuenta con oportunidades de desarrollo profesional muy interesantes por el desarrollo logístico de la zona.
¿Qué perspectivas tenías de España?, ¿se cumplieron?
En términos generales puedo decir que se han cumplido mis perspectivas, en cuanto a calidad de vida, desarrollo personal, clima, ciudad, etc.; Pero no en relación con lo laboral, ya que cuando comienzas a vivir aquí te das cuenta de que algunos de los planteamientos iniciales van cambiando con la dinámica del país. Te das cuenta de que algunas cosas son más difíciles y complicadas de lo que esperabas, pero te lleva positivamente a reinventarte, reciclarte y ver nuevas oportunidades que puedes desarrollar. Es como una carrera que debes hacer con valentía, paciencia, constancia y perseverancia. Asimismo, debo realizar especial mención a la gente de Zaragoza, que sin lugar a duda superaron mis perspectivas por su alegría, calidez y apoyo.
¿Qué es en lo que más se parecen España y Venezuela? ¿Y cuál es la mayor diferencia entre un país y el otro?
Además de la lengua, algunas tradiciones religiosas y populares, lo que más me sorprendió es el parecido en la alegría de la gente, su calidez, amabilidad y ganas de ayudar. Y digo que es lo que más me sorprendió, porque de muchas personas escuché sobre la xenofobia o discriminación en España, cosa que en ningún momento he sentido y mucho menos vivido desde que llegué. La mayor diferencia: que las cosas funcionan, a pesar de que pueda haber muchos detractores, créanme que realmente funcionan.
¿Qué es lo que más añoras de Venezuela? ¿y lo que menos?
Lo que más añoro es la Venezuela de mi infancia, adolescencia y primeros años profesionales, donde tenías sueños y podías con esfuerzo conseguir lo que te proponías, lo que éramos como sociedad, aunque los buenos seguimos siendo más y no hemos perdido el espíritu que nos caracteriza: personas muy trabajadoras, honestas, responsables y humanas, siempre preocupados por el que tiene más necesidades. Lamentablemente, durante los últimos 20 años hemos perdido mucho de eso, pero con nuestro esfuerzo sin importar donde estemos lo recuperaremos. Lo que menos, la Venezuela actual, que no nos representa ni un ápice.
¿Te has sentido rechazado o discriminado en España por ser venezolano?
Todo lo contrario, me he encontrado con una calidez inigualable, mucho apoyo, respeto, admiración. Lo cual me ha facilitado muchísimo todo lo que conlleva migrar. De hecho, durante mis primeros seis meses en Zaragoza, escuche numerosas veces de los maños la frase: “Llegaste al lugar donde tenías que llegar”, ¡Y qué razón tenían!
¿Qué obstáculos te has encontrado al llegar a España?
Hasta ahora, lo más complicado ha sido el tema laboral, pero más por un tema de permisos, el cual busco solventar lo más rápido posible. En cuanto al resto, España funciona muy bien en términos generales, los obstáculos que he podido encontrar, los he resuelto fácilmente gracias al apoyo de funcionarios y conocidos.
¿Te costó mucho adaptarte a la nueva vida, costumbres, cultura…?
Realmente no. Cuando tomas la decisión de emigrar, debes ser consciente de que tendrás que ser muy flexible sin importar el lugar a donde vayas. Eso es clave para poderte adaptar y disfrutar el proceso migratorio hasta que logras establecerte.
¿Dónde te ves en un futuro lejano?
Con el dinamismo en el que vivimos y la globalización es difícil predecir dónde podríamos estar de aquí a 10 años. Sin embargo, me esfuerzo continuamente para seguir desarrollándome personal y profesionalmente aquí, en Zaragoza. Esta ciudad y su gente me ha aportado mucho en este largo proceso, y a medida que pasa el tiempo me hacen sentir como si fuera de esta tierra.