Autora: Julia de Jesús Ocaña
El “alma rusa”, en su idioma original русская душа (romanizado: rúskaya dushá), es un término empleado para referirse al supuesto carácter y la forma de ver el mundo que tienen los habitantes de este país eslavo. Se ve representado en su filosofía, música y sobre todo, en su literatura.
Los países del este de Europa tienen una literatura muy marcada por su visión pesimista y filosófica con autores mundialmente reconocidos como Nikolái Gogol o León Tólstoi. Cuando hablamos de estas obras, solemos referirnos a esos libros de la Rusia zarista del siglo XIX, extremadamente realistas y existencialistas cuyo objetivo es la crítica social. Algunos ejemplos de ello, son Las almas muertas y Guerra y paz de los escritores mencionados con anterioridad.
Los autores realizan un arduo trabajo sociológico de análisis de la comunidad rusa. No obstante uno de ellos destaca por su individualismo y la trabajada psique de sus personajes: Fiódor Dostoyevski.
Dostoyevski, nacido en Moscú en 1821, fue un escritor que influyó en autores posteriores como Albert Camus y Alexander Solzhenitsyn. En sus obras destaca la presencia de varios elementos, el primero de ellos es la iglesia, intentando representar la fe católica rusa, muy extendida en el momento. Lo hace mediante personajes como Aliosha, en Los hermanos karamázov, así como también aquellas voces más críticas a ella mediante otras personalidades, como la de su hermano Iván.
Otra cuestión preponderante es la representación de las distintas ideologías políticas que se movían por la Rusia de la segunda mitad del siglo XIX: Socialismo, anarquismo y voces afines al zarismo son los principales que aparecen en sus libros, así como el nihilismo. El novelista caracterizó a personajes y novelas en corrientes y acontecimientos políticos. Un ejemplo de ello es su libro Los demonios, cuya fuente de inspiración fue el asesinato perpetrado por órdenes de Néchayev, seguidor del pensador anarquista Mijaíl Bakunin.
Otros elementos importantes con los que procura caracterizar este “alma rusa” son el alcohol, el crimen y el sufrimiento humano. Características que también vemos reflejadas en las obras de otros autores eslavos como, por ejemplo, en los cuentos de Chéjov: “No le beso a usted, encanto, si no al sufrimiento humano”.
Por lo tanto, las obras de Dostoyevski se ven determinadas normalmente por la presencia de la muerte en situaciones trágicas como asesinatos o suicidios. La más conocida, es sin duda el asesinato que lleva a cabo Raskólnikov, el protagonista de Crimen y castigo. A pesar de esto, en sus novelas también hay cabida para el amor y el afecto. No obstante, suele tomar un matiz oscuro y muy filosófico. Al fin y al cabo “el alma rusa es un lugar oscuro”, como mencionaría el propio autor en su novela El idiota.
No debemos emplear el término de “alma rusa” acuñado por el poeta Pushkin y extendido en las novelas rusas, para explicar la visión acerca del mundo y el carácter de las personas procedentes de países del este de Europa. No podemos caer en generalidades acusadoras. Sin embargo, por mucho que veamos a Rusia como aquél país peculiar y distante, su creación artística es de lo más humana, ya que se centra en la expresión de la psique y las emociones e interacciones de las personas. No obstante, la literatura rusa tiene un estilo propio, particular y original. Posee un enganche, tiene “algo”. Tiene alma.
