Desde su primer desfile en 1995 y hasta 2018, la marca de lencería Victoria’s Secret vendía una imagen muy concreta. Sus modelos, con sus cuerpos de muñeca y sus inexistentes imperfecciones, eran captadas por el público como inalcanzables. No obstante, en el año 2017, el movimiento feminista #MeToo tuvo su auge debido a las investigaciones del New York Times a Harvey Weinstein sobre las denuncias de acoso sexual. Desde ese momento, lo trending pasó a ser el movimiento body positive, idea opuesta a lo que vendía Victoria’s Secret. Así fue como la marca pasó de moda y los desfiles bajaron sus cifras de audiencia. La empresa anunció la suspensión de sus desfiles en 2019, iniciando la remodelación de la imagen de la firma.
Ashley Graham, la modelo estadounidense, fue la primera en manifestarse en relación a la transformación de la marca: “Nunca había visto los desfiles de Victoria’s Secret porque, como todas sabemos, nunca se habían dirigido a mujeres de mi talla. Ahora se respira una nueva Victoria’s Secret, como un soplo de aire fresco. Veo chicas que se parecen a mí y lo que es aún mejor, chicas muy diferentes a mí. Eso es lo bonito de la industria de la moda actual”.
Tras seis años, este octubre la marca de lencería ha vuelto a sus desfiles. Este ha contado con dos millones de espectadores conectados en directo a través de YouTube y 200.000 personas conectadas a través de la red social Instagram. Hemos vuelto a ver encima de la pasarela a antiguas figuras del mundo de la moda como Kate Moss o Adriana Lima. La inesperada sorpresa de Bella Hadid también ha dejado boquiabiertos a los admiradores del show, ya que Hadid no se subía a una pasarela desde 2022, a excepción de su aparición para la marca Yves Saint Laurent este año.
Fotografía: Bella Hadid / REVISTA VELVET
Aun así, para otros fanáticos esto no ha sido suficiente, ya que afirman que el show ha perdido su esencia. Reclaman la falta del Fantasy Bra, pieza que cada año lucían grandes modelos, como Gisele Bündchen en el 2000. La marca ha explicado que debido al nuevo enfoque que ha tomado la firma, vestir a las modelos con una pieza tan increíblemente cara hacía que las profesionales cayeran en la cosificación. Las críticas generadas han venido en mayor proporción de los consumidores usuales de los desfiles, que esperaban expectantes este regreso. Y a que los reproches de años anteriores acerca de la poca diversidad, parece haber cesado gracias a esta nueva versión del desfile.
Hemos visto diversidad en todos los ámbitos, con Paloma Elsesser y Ashley Graham rompiendo esos estereotipos de cuerpos idealizados; con Kate Moss, quien ha demostrado que no se termina su carrera profesional al cumplir años; o con Alex Consani, la modelo transgénero que ha silenciado todos los cometarios de odio.
El director ejecutivo de la firma ha querido comunicar su opinión sobre si este nuevo modelo de la marca ha llegado demasiado tarde: “Cuando el mundo estaba cambiando, fuimos muy lentos para ofrecer una respuesta. Teníamos que dejar de ser lo que los hombres deseaban para centrarnos en lo que las mujeres querían”.
Autora: Ainhoa Muniesa