El pasado 25 de septiembre, Netflix estrenó la tercera temporada de la serie «Alice in Borderland». La serie japonesa es conocida por ser el ‘alter ego japonés’ de «El Juego del Calamar», partiendo con una premisa casi idéntica: un grupo de jóvenes deben enfrentarse a juegos sádicos en los que o ganan o mueren.
Para sus fans, esta serie es una joya oculta de la plataforma de streaming y muchos creen que supera a la serie coreana. «Alice in Borderland» es una adaptación del manga de mismo nombre escrito por Haro Aso en 2010, inspirado en «Alicia en el País de las Maravillas».
Tanto el manga como la serie siguen a un joven adicto a los videojuegos, Arisu (Alicia), quien debe competir de la mano de Usagi (El Conejo Blanco) en una serie de juegos para conseguir sobrevivir en un Tokio desolado. La serie consigue captar al espectador con una estética distópica visualmente atractiva, con juegos originales que mezclan acción y lógica, y con personajes interesantes y complejos.
El final de la segunda temporada dejó a sus seguidores con tan buen sabor de boca, que una tercera temporada parecía innecesaria. Es por esto que cuando la plataforma anunció otra entrega, los fans se preguntaron si esta estaría a la altura de las anteriores.
Por desgracia Netflix no ha sabido sorprender y ha presentado una temporada plana que ya no engancha. Los juegos son largos y aburridos, los nuevos personajes carecen de profundidad y el final es mucho menos satisfactorio que el de la anterior entrega, por lo que el visionado de esta nueva temporada resulta casi prescindible.
A pesar de la decepción del público, en las redes sociales se ha debatido la posibilidad de una cuarta temporada o un «spin-off», y aunque Netflix no ha confirmado que este sea el final, todo apunta a que no volveremos a ver a Arisu y Usagi en la pequeña pantalla una vez más.
Autora: Nadia Lasheras