La fiebre por Chalamet está más que justificada por interpretaciones como esta, a lo que debe sumarse el ingenio de Adam Arkapaw como director de fotografía y el impecable pentagrama de Nicholas Britell
La muerte del rey de Inglaterra vaticina toda una serie de cambios en la vida de su hijo, Enrique V. Más conocido como el príncipe Hal, deberá abandonar las calles de Eastcheap y el vicio al que sucumbe cada día, lleno de alcohol, mujeres y fiestas, para responsabilizarse del peso de la corona.
‘El rey’ es un drama histórico basado en las obras de William Shakespeare que narran la vida del monarca Enrique V. La película se sostiene, en mi opinión, sobre tres pilares. El primero de ellos es la actuación del joven Timothée Chalamet como protagonista en la piel del nuevo rey. El actor, partícipe de éxitos como Call me by your name o Lady Bird, consigue metamorfosearse (dejando a un lado sus papeles anteriores) y mostrar el radical cambio del adolescente indisciplinado al monarca inexperto pero perspicaz. Aún cuando el guion no le permite transmitir todo lo que pudiera, es capaz de irradiar magnetismo a través de los silencios (imprescindibles en la cinta) y, sobre todo, de las miradas.
Por otro lado, impresiona la fotografía de Adam Arkapaw (True Detective) a lo largo de todo el filme. Los sucesos van transcurriendo en escenarios, tanto interiores como exteriores, que permiten transportar al espectador a la época relatada. Y, sin duda, me quedo con su increíble manejo de las luces y sombras (jugando con el ocaso y las bolas de fuego catapultadas, por ejemplo) y la recreación de una batalla, que me retrotrae a la renombrada ‘Batalla de los Bastardos’ de GOT, repleta de guerreros inertes, un suelo embarrado por la lluvia y caballos encolerizados.
El tercer pilar fundamental, que cabalga junto a la fotografía de Arkapaw, es la banda sonora de Nicholas Britell (Moonlight). El compositor logra generar tensión en los momentos más álgidos, así como logra transmitir serenidad, e incluso paz diría yo, cuando los personajes deben tomar decisiones determinantes, como declarar una guerra, la estrategia a seguir o si negociar la rendición entra dentro de sus planes. Gracias a las piezas musicales que acompañan a las imágenes el público puede embelesarse en la historia, tarea complicada por el lento suceder de los acontecimientos y el insípido principio que no asegura nada.
Destaca, así mismo, ‘el Delfín’ encarnado por Robert Pattinson, que deja atrás la oscuridad que debía sumirle en Crepúsculo para adentrarse en la lucidez de un príncipe loco que aporta cierto dinamismo –hasta un punto cómico- al drama. Por su parte, Joel Edgerton (Gorrión Rojo, El gran Gatsby) acapara la mirada del espectador en el papel de Sir John Falstaff como el típico alcohólico bonachón, mentor [y amigo] del joven rey Hal y veterano de guerra –lejos del temeroso personaje shakesperiano- cuya experiencia será decisiva en el campo de batalla.
De esta manera, aunque los diálogos sean simples, aportan consejos y reflexiones válidas no solo para los personajes sino para la vida tras la pantalla; a pesar de que las interpretaciones no indagan en el pasado o en los deseos de los protagonistas, permiten vislumbrar un amplio abanico de personalidades que configuran un buen resultado final. El empleo de la elipsis en algún acto cruel pero la visión en planos detalle de tales actos, (no concretaré para que continúe el misterio) dotan de una rica variedad visual al conjunto, a lo que debe añadirse el giro final totalmente inesperado, que provoca el replanteamiento de toda la trama. Todo ello está elevado a otro nivel gracias a la fotografía y a la música que acompasan la inconstante biografía de “El Rey”.
FICHA TÉCNICA
Título: The King (El rey)
Dirección: David Michôd
Actores principales: Timothée Chalamet, Joel Edgerton, Robert Pattinson, Ben Mendelsohn, Sean Harris
Duración: 2h 20min
Exhibición: Netflix
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Autora: Andrea Aragón
Editora: Elena Álvarez
Redactora jefa: Andrea Aragón
