Entrevista realizada por Nazaret Parrilla
La literatura y la poesía viajan cogidas de la mano en un mundo, en el que a veces, no se les da el espacio suficiente. En este escenario, quedan todavía algunos autores que, a través de su poesía, consiguen romper los límites y llenar todo el espacio disponible para llegar al corazón de los lectores. Este es el caso de Sofía Villa. Pero esta joven escritora no se conforma solo con eso, sino que, además, quiere cambiar la inercia y variar el rumbo para situar a la poesía en el lugar que le corresponde dentro de la literatura.
Con una energía inagotable, esta joven graduada en periodismo por la Universidad de Zaragoza está dispuesta a luchar con sus palabras para terminar con algunas censuras que aún se mantienen en nuestra sociedad. Con este objetivo, a sus 24 años, ha publicado su primer poemario, Desnuda, una exposición de lo más íntimo en forma de reivindicación en torno al cuerpo de la mujer. «Periodismo para contar lo de ahí fuera, literatura para contar lo de aquí dentro», es uno de sus lemas de combate con el que, dice, se encuentra más a gusto y el que, aseguran sus seguidores, mejor la definen.
¿Cómo comenzaste en el mundo de la poesía?
Todo empezó desde muy pequeña, a raíz de ver a mi padre ir a la biblioteca a coger libros todo el tiempo. Como siempre he querido parecerme a él, comencé a acompañarle todos los días. Sin darme cuenta me convertí en una lectora de verdad. Me leía un libro tras otro, y cada vez tenían más y más páginas. Mi padre me enseñó lo más básico de la poesía, y entonces empecé a escribir cuentos, alguna poesía, gané un premio de una revista de mi pueblo… Poco a poco fui descubriendo en qué consistía este mundo.
¿Piensas que la carrera de periodismo ha influido en donde estás ahora?
Muchísimo, evidentemente; cualquier persona en el mundo puede escribir poesía, pero el periodismo te da mucho bagaje. Te permite conocer mejor la lengua, la comunicación, las formas de expresarte… ofrece innumerables herramientas. Cuando escribo poesía es claramente subjetiva, pero también utilizo cierta perspectiva que me ha dado el periodismo.
De hecho, en tu presentación hablas precisamente sobre la fusión entre periodismo y literatura.
Claro, tú puedes por ejemplo hacer un reportaje más informativo, con un tema con muchas fuentes y documentación; pero también puedes darle un enfoque más literario, ponerle más metáforas, escribir con cierto tono, ritmo, palabras más elocuentes… intentar que suene, así, como más bonito.
¿En qué te inspiras para escribir?
Muy buena pregunta, de hecho, parece común, pero no me lo han preguntado mucho. Me inspiro sobre todo en otras escritoras como: Elvira Sastre, Loreto Sesma, Sylvia Plath… Pero también en las más actuales; me gusta Rosa Montero, Irene Vallejo, los clásicos vaya, que tampoco salgo de lo convencional.
En cuanto a temas me inspiro en lo que vivo, siento y veo a mi alrededor. Intento también que sean temas sobre mujeres o socioculturales. Hay gente que escribe de lo cotidiano, de lo que ve en un paisaje, yo no. Intento escribir siempre algo muy humano, temas que afectan a las personas. No soy tan de describir, soy más de poesía intimista, desnuda.
Supongo que todo esto está en conexión para la creación de «Desnuda»
Sí, y el germen estuvo en el trabajo de fin de Máster, en el que escogí hacer un poemario. El tema del cuerpo surgió porque me gusta mucho y siempre me he preguntado porque me sentía de cierta manera, así que comencé a documentarme, preguntar a otras mujeres… y descubrí que era algo de lo que había que hablar. Entonces decidí publicarlo, envié el resultado a algunas editoriales y finalmente consiguió salir a la venta.
El libro está estructurado en vergüenza, culpa, asco, dolor y (re) conocimiento, ¿son las fases que siente una mujer al «exponerse»? ¿La última fase es algo así como la libertad de la mujer?
Exacto, yo he sentido todas esas partes, y sé que muchas mujeres también, quizás con otra intensidad, pero creo que son conceptos que alguna vez han pensado, así como las fases que han podido pasar. Ojalá todas terminen en ese (re) conocimiento, la libertad que tú dices, para poder romper con todo.
Es la primera vez que lo cuento, así que es una exclusiva (risas): Hay un poema que me hubiera gustado incluir y se me olvidó, y si hay una segunda edición lo escribiré. Es sobre la masturbación. Si hay otra edición me parece incluso un buen comienzo para empezar.
Es un tema muy importante, precisamente en varios capítulos se expone el cuerpo de la mujer, como en el capítulo inservible. ¿Consideras que hay un tabú en la mujer y el descubrimiento de su sexualidad? ¿Cómo podríamos hacer para derribarlo? ¿Podría ser la literatura una vía para ello?
Evidentemente hay un tabú enorme, ¿cuántas mujeres han dicho en la vida que no se tocan? Ahora está empezando a cambiar poco a poco y lo que pretendo con este libro, no sé si derribarlo, ya que hay pensamientos que no se pueden derribar, pero si naturalizarlo ¿por qué no?
Para mí la literatura es hacer de algo horrible algo bello. Mi madre siempre me dice: “siempre escribes cosas negativas”, ¡pues claro! Porque escribo sobre algo negativo y lo hago bello, es una manera de embellecerlo; lo que es bonito ya lo es por sí solo.
Con esto que dices… ¿crees que hay que sufrir para escribir? El libro en su mayoría es doloroso.
No obligatoriamente, pero yo creo que es lo que mueve todo; ya se dice de los escritores malditos, los bohemios… porque es del dolor donde nace la necesidad de liberar algo. Yo cuando estoy bien apenas escribo, pero cuando estoy mal, no hay persona que me quite el lápiz de la mano, y es porque necesito sacar lo que llevo dentro, ser otra persona.
¿Crees que la poesía está infravalorada?
Sí, y creo que mucha responsabilidad recae en cómo se ha propuesto a la gente. Yo recuerdo de pequeña que en algunas clases nos hacían leer poemas que quizás no eran para nuestra edad, y no los entendíamos; tal vez podrían proponerse poemarios más actuales. También está la parte en la que muchas personas prefieren leer otros géneros; estamos más acostumbrados a leer libros, es más fácil. En un poema tienes que interpretar, indagar, hacer ese esfuerzo, y entiendo que se prefieran otras vías.
¿Consideras que la mujer tiene más complicado entrar en el mundo de la literatura?
Claramente, como en la mayoría de los ámbitos. Es cierto que en la literatura ha habido grandes escritoras, pero fíjate, tal vez este sea un terreno “afeminado” debido a un estereotipo-prejuicio de “la sensibilidad es más femenina”, “ellas son de esta forma”… habría que pensar porqué a veces se califica así. Si bien es cierto que hemos avanzado y mejorado mucho, pero todavía queda un largo camino.
¿Qué consejo le darías a alguien que está comenzando a escribir?
Que escriba y que lea, en serio, esa es la clave. Que no tenga miedo a mostrarlo, enseñárselo a alguien, no hay nada mejor que un tercer ojo. Presentarse a concursos, talleres, ir descubriendo tu propio estilo y alimentarte del de otros. Es muy importante moverse continuamente, abrirse y conocer a nueva gente.
¿Cómo es publicar un libro siendo tan joven?
Jajaja, muchas veces me preguntan: ¿tú has escrito un libro? ¿Pero cuántos años tienes? Seguro que cuando pasen unos años pensaré: madre mía, pero qué he escrito. Cualquier poeta con mucha más trayectoria podría cuestionar mi credibilidad, pero yo creo que también es otra mirada, la de alguien joven. Seguro que aprendo mucho de un poeta consagrado, pero igual él también aprende de mí, de cuál es la mirada actual de los jóvenes, por ejemplo.
¿Consideras que la poesía va más allá de la lectura y escritura, que es un medio de escape, de desahogo?
Es un medio de desahogo y una manera de comunicar. Muchas veces sé que si no hubiera transmitido lo que sentía mediante la poesía, no hubiera encontrado otra manera de contarlo. La escritura es otro modo de expresión, y por supuesto de desahogo y de compartir emociones.
¿Cómo te ves en el futuro?
Yo sé que voy a trabajar de periodista, he nacido para ser periodista. Pero también sé que nunca voy a dejar la literatura, porque estoy en un bar y escribo, voy de viaje y escribo, me voy a ir a dormir y… otra vez escribo. Aunque sé que no voy a vivir de la escritura, me veo ejerciendo como periodista, ojalá publicando más libros y, por supuesto, sin parar de escribir.
