Un cometa se aproxima a la Tierra y la destruirá por completo en seis meses si no se detiene. Una vez más, el mundo se acaba y Hollywood viene a recordarnos que no hay futuro y que todo está perdido.
El director y comediante Adam McKay recurre a la catástrofe en clave de comedia para incidir en temas ya recurrentes en sus últimos trabajos, como la corrupción política, el abuso de poder y la manipulación mediática. No mires arriba es como un episodio live action de los Simpson: personajes disparatados, una historia que parece no poder ir a peor (pero lo hace) y una crítica y ridiculización a la sociedad estadounidense.
Todo empieza cuando la doctoranda en astronomía Kate Dibiasky, interpretada por Jennifer Lawrence, descubre la amenaza de un cometa que se cierne sobre el planeta. Junto a su profesor, el Dr. Randall Mindy, DiCaprio, son los encargados de difundir el mensaje de que el mundo va a acabar. Cuando son ignorados por la mismísima Casa Blanca, deciden emprender una gira mediática para hacer que el mundo mire arriba.
En concordancia con la temática astronómica de la película el reparto es estelar, pero desaprovechado. La actitud de los dos protagonistas va degenerando a medida que avanza la historia: del asombro por su hallazgo y su empeño por contarlo al mundo, a la desesperanza por una sociedad a la que le da igual. No hay héroes ni villanos, solo personajes sin fondo que acaban siendo caricaturas de sí mismos. Como los interpretados por Meryl Streep o Jonah Hill, que nos muestran la idiotez de los que están en el poder. Son despiadados, egoístas y van drogados todo el tiempo: unos personajes cargados de tópicos que solo piensan en sus propios intereses.
El perturbador personaje de Mark Rylance, el magnate tecnológico Peter Isherwell, es clave en el giro de acontecimientos que lleva al desastre. Es el hombre más poderoso del mundo y una clara referencia a Elon Musk, Mark Zuckerberg o Jeff Bezos. Su narcisismo y poder obligan a cambiar los planes iniciales para destruir el asteroide y llevar a cabo otro que trata de aprovechar los minerales del cometa. Un arriesgado vuelco que sigue el caos propio de la trama pero que también sirve para señalar uno de los aspectos más siniestros del filme. Y es que la tecnología de Isherwell puede predecir con un algoritmo la causa de muerte de cualquier persona. Una de las grandes amenazas actuales sin control: el poder de la inteligencia artificial. Una información que no entendemos hasta la escena postcréditos.
Para compensar las flaquezas del guion, McKay opta por un ritmo frenético. Hay cortes bruscos entre escenas y un bombardeo de planos ajenos a la acción principal que a veces funcionan, pero otras muchas no. Es reflejo de las redes sociales: saturadas de imágenes, mensajes contradictorios y estímulos. Con el propósito de adecuarse a esta realidad, el director se sirve del zoom con planos medios y primeros planos, y la cámara en mano como si fuera un reality show.
Aun con un giro interesante, el guion no está a la altura de los actores ni la trama da más de sí. La película peca de simplista, pues, aunque intenta hacer una crítica de muchos aspectos actuales ninguno acaba de tomar forma por lo que no resultan muy contundentes. No pretende generar ningún debate en el espectador, solo señalar que esto es lo que hay y que no podemos hacer nada al respecto.
Sobre ellos se cierne el cometa, aunque la verdadera amenaza es el poder de los que están por encima, el inquietante dominio de las tecnologías y la incapacidad de no poder hacer nada. Una película calificada como comedia, y aunque el espectador encontrará momentos graciosos por su absurdidad, en general es un drama totalmente trágico y desesperanzador. Aun siendo una sátira, la realidad supera la ficción y lo espeluznante es que esta ya es nuestra realidad mediática actual.
FICHA TÉCNICA
Título: Don’t Look Up
Dirección: Adam McKay
Actores principales: Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Rob Morgan, Cate Blanchett, Jonah Hill, Mark Rylance, Timothée Chalamet, Tyler Perry
Duración: 138 min
Exhibición: Netflix
País de producción: Estados Unidos
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Autora: Ingrid Monreal @ingridmonreal6 (Twitter) @__madeulook (Instagram)
Editora: Alexia Pavón
Redactora jefa: Ingrid Monreal