Autor: Hugo Lorente.
Editora: Patricia Gascón.
¿Alguna vez has intentado leer toda la letra pequeña de un anuncio de televisión? A veces, ese texto de pequeño tamaño pasa tan rápido por delante de nuestros ojos que ni siquiera nos molestamos en tratar de leerlo, lo obviamos y nos quedamos con la información que nos da la letra grande. Error por nuestra parte.
Imagínate que quieres comprar un coche, y uno de tus requisitos es que disponga de una pantalla táctil al lado del volante. Ves este anuncio, en el que se muestran estas imágenes:
Imágenes extraídas de Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=XebAEQEj9QA&t=197s
Pero… debemos fijarnos en la letra pequeña:
Si no te molestas en leer, o al menos intentar leer, estos pequeños añadidos a los anuncios publicitarios, perderías tu tiempo en indagar sobre el coche que has visto en televisión y que creías que cumplía con todos tus requisitos. Por ello, hay que estar atento a las “letras rápidas” aunque no sea una tarea sencilla.
En muchos anuncios, sobre todo televisivos, esta “técnica” se puede llegar a utilizar para contradecir el producto ofertado en las partes más visibles del spot (letra grande o locución). En estas ocasiones, podemos relacionar letra pequeña con publicidad engañosa.
Publicidad en productos bancarios y del sector automovilístico
El pasado mes de octubre, el Banco de España tomó cartas en el asunto y actualizó la regulación de la publicidad de productos bancarios. A partir de ahora, toda la información deberá diseñarse para ser percibida con total claridad por los clientes. La letra pequeña dejará de ser tan pequeña, ya que esta nueva norma obliga a que las empresas la rediseñen para que sea legible para todos los consumidores. Además, los mensajes secundarios nunca podrán contradecir ni limitar al mensaje principal, que es lo que se solía hacer con la letra pequeña.
Esta nueva normativa entró en vigor el 15 de octubre, y gracias a ella podemos estar seguros de que toda la información que nos aporte la publicidad bancaria va a ser verídica y nada contradictoria.
El sector automovilístico es un claro ejemplo de cómo ejecutar esta táctica publicitaria. La financiación de un coche es un tema complejo y, normalmente, suelen esconder este aspecto en sus anuncios de una manera sutil y bastante meditada. Por ejemplo, el precio del modelo de coche que aparece en sus spots no es el verdadero, ya que suele ser el modelo más avanzado de la gama y, por lo tanto, es más caro. En ocasiones, el precio ofertado por las empresas puede aumentar casi en un 150% si solicitamos el modelo que aparece en su publicidad.
En definitiva, este pequeño “truco” publicitario puede ser interpretado de dos maneras muy distintas. La primera de ellas sería considerarlo como una estrategia de las empresas para incluir más información en sus spots, ya que el precio de emitir un anuncio en televisión suele ser elevado. La segunda, y la que se identifica más con la realidad, es que esta táctica fuera una forma de confundir y engañar al cliente.
Sea cual sea, será la regulación publicitaria la encargada de evitar que las empresas se aprovechen de sus clientes haciendo la “letra pequeña” un poco más grande.