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Enrique Serbeto: “el valor de un periodista es que sepa más que nadie del tema del que escribe”

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Nacido en Castejón de Sos (Huesca), en 1960, Enrique Serbeto descubrió su vocación en el periodismo desde muy joven. Estudió la carrera en Barcelona, lugar donde comenzó su carrera como periodista. El corresponsal de ABC en Bruselas desde 2002 protagonizó el cuarto encuentro del ciclo “Corresponsales”, un encuentro con periodistas aragoneses que se encuentran en otros países y que en esta ocasión ha sido presentado por Javier de Sola, periodista de Aragón Radio.

Entrevista e imágenes realizadas por Jimena Miguel Lasala

PREGUNTA. Nacido en Barbastro en 1960, llevas tu pueblo por bandera allá donde vas. ¿Qué sientes con ello?

Enrique Serbeto, corresponsal de ABC en Bruselas, (dcha) en su intervención en el Paraninfo, dentro del ciclo «Corresponsales aragoneses»

RESPUESTA. ¿Sabes qué pasa? Mira, en realidad, es que cuando te estás moviendo toda la vida no tienes tiempo de echar raíces en ningún sitio. Ahora un poco en Bruselas, pero tampoco. Entonces, si no tienes un sitio fijo donde anclarte, sentimentalmente incluso, pues aunque hay gente que no siente ningún apego por el sitio de donde viene,  para mí es muy importante. Para mí las raíces desarrolladas en la infancia, ese sitio donde abres los ojos, donde conoces el mundo,  es esencial para ese anclaje o esa raíz en un sitio fijo como es Castejón de Sos.

P. Bueno, una profesión, cuanto menos viajera y que te aleja de tu ciudad, el periodismo. ¿Cómo descubriste tu vocación y más tu vocación por la especialidad del periodismo internacional?

R. Pues, la vocación, en realidad, viene así un poco de forma natural. Tengo que reconocer que fui un poco inconsciente porque nunca me lo planteé así. Cuando estudiaba en el seminario de Barbastro te hacían, a los 14 años o así, un test y a mí me salía que podía trabajar en hostelería o en periodismo. Y dije, bueno, la hostelería está bien, pero mejor el periodismo. Y luego ya viene un poco dado, porque lo has visto, lo admites, lo piensas, entonces te interesa. Y un tío mío me dijo: “ten en cuenta que ser periodista no es solo ir por ahí viajando y tal. Hay mucho periodismo que es de mesa, de estar en la redacción”. Y, bueno, con todo, me lancé. Es verdad, lo he dicho muchas veces, que cuando me puse a estudiar periodismo y empecé a trabajar en ello, no me daba cuenta de que era imposible vivir en Castejón. Hasta que, de repente, te das cuenta que llega el Pilar, y de repente, pasa un año y me he perdido el Pilar. Y entonces, poco a poco… Pero, claro, aún así por suerte he vivido la época en la que el periodismo te podía enganchar.

P. Has trabajo y ocupado puestos de responsabilidad en medios como  Diario de Barcelona, El Noticiero Universal, Diario del Alto Aragón y «Ya»  antes de incorporarte en 1989, a ABC, en donde has sido corresponsal en diferentes países. ¿Cómo se lleva la responsabilidad en estos ámbitos?

R. Son cosas que yo nunca he previsto ni he hecho a propósito, no ha sido nunca mi objetivo el tener un cargo de responsabilidad. Yo entiendo que es una cosa muy complicada dirigir a periodistas, es algo que no es nada fácil porque en el periodismo hay algo de creatividad, hay algo de arte, es decir, las características de cada persona intervienen directamente y la formación también. No es lo mismo dirigir a un grupo de peones, que tú les dices pues ahora picar por aquí o picar por allá o construir esta pared aquí, a un periodista es muy difícil dirigirlo de esa manera ya que hay que dejarle su propia libertad, su margen de maniobra, que se pueda desarrollar. Y eso me parece a mí que es una parte muy específica de la profesión, que a mí, tengo que decir que no me ha interesado en sí. Sé que hay otros colegas que sí, que sueñan con ser directores de periódicos.

Cuando estuve en el Alto Aragón como redactor jefe, te das cuenta que primero tienes que aprender a dirigir a esas personas, no a mandarlas, sino a dirigirlas y saber aprovechar sus capacidades para que las cosas salgan mejor. Esto me descubrió muchas cosas sobre mí mismo y sobre cómo hacer para relacionarme mejor con los demás, aprendí también cómo se gestiona un periódico de arriba a abajo.

Tenía capacidad para decidir por cuántas páginas va a tener el periódico de mañana, cuándo venían los de publicidad y te dicen cuántos anuncios hay y cuánto papel necesitamos. Hasta que lo llenas con el trabajo de los periodistas o lo imprimes con el trabajo de los técnicos del taller, que también tienen su propia sensibilidad y que hay que saber tratar con ellos. Fue un aprendizaje genial porque me enseñó cómo se dirige un periódico, cómo se crea un periódico desde el primer tornillo hasta tener ya el periódico debajo del brazo. No ha sido nunca mi objetivo el tener un cargo. No he aspirado nunca a eso. Me ha tocado alguna vez y lo he hecho con gusto, pero eso no ha sido mi objetivo.

P. ¿Y se nota el cambio de un medio más pequeño a uno nacional?

R. Estando en la facultad en Barcelona, me dieron la primera oportunidad para colaborar con el diario de Barcelona que ya me parecía un periódico muy grande, ha ido cambiando la sensación. Luego también cuando te haces con el espacio, te va pareciendo cada vez más pequeño, sin embargo, el primer gran periódico en el que estuve no fue el ABC, sino que fue el Ya. Aunque desapareció, en su día era un periódico muy importante en Madrid desde todos los puntos de vista, todo eso ahora puede resultar un poco exótico, pero en tiempos cuando uno buscaba un piso, un trabajo o incluso un coche, pero sobre todo un piso de alquiler o algo así, había que comprar el periódico. Estando en el Ya es cuando me hizo una oferta Luis María Anzón, que era entonces director del ABC.

La verdad es que en aquella época el ABC todavía estaba en su primera sede original, en la calle Serrano. Y sí es verdad que impresionaba un poco porque era un escenario histórico del periodismo español. Y había despachos, biblioteca, el famoso patio andaluz. Eran cosas que impresionaban a un chaval de provincias como he sido yo siempre. Pero en realidad, digamos que las relaciones, te las dan sobre todo los colegas. Y en el caso del ABC, era un amigo el que le había sugerido al director que debía ficharme.

Ya conocía a alguien y esa sensación de respeto por el periódico, la historia del periódico, se convirtió en una cosa muy agradable. Mi madre y yo estuvimos viviendo en Eriste, porque mi madre era gobernante de una residencia que había para los ingenieros que venían de Madrid para hacer la central de Eriste. Entonces estos venían de Madrid e invariablemente traían el ABC, por lo que desde entonces yo ya tenía una relación con el ABC y me hizo mucha ilusión cuando años después acabé trabajando en ese periódico tan extraño y con grapa y con tantas fotos que estos ingenieros dejaban en la residencia.

Aún sigo en el ABC, y el que ha cambiado es el ABC, el periódico ya no es nada de lo que parecía ser. Pero vamos, en aquel momento me pareció que, aunque tenía muchos amigos en el Ya, era imposible decir que no al ABC.

P. Si yo te menciono El Salvador, Nicanagua, Panamá, Liberia, Moscú, Rabat, Magreb, África Central, México, Estados Unidos, el Caribe, Cuba, Venezuela, Bruselas, ¿qué se te viene a la cabeza mirando hacia atrás y mirando a todos estos países que has recorrido como corresponsal?

R. Uff, pues muchas historias. Es un privilegio que he tenido, ya que muchas veces viajar no es tanto al sitio donde vas, sino lo que hay en ese sitio. Si ahora, por ejemplo, volviera a Marruecos, cosa que no he hecho nunca, no he vuelto a Marruecos, que es donde viví unos cinco años, pues no he vuelto porque ya sé que eso ya no existe.

El mundo es como si viviésemos una historia que no se para nunca, entonces, en cada sitio te podría contar seguramente una historia, te podría dar un nombre o varios nombres, pero en general no te sé decir cuál es el sitio que más me ha influido o me ha afectado más. El sitio donde me he sentido más importante ha sido en Moscú. Ver de primera mano, no podía estar más cerca de los protagonistas, de cómo se desintegraba una superpotencia como la Unión Soviética, que era un país que hacía temblar a Estados Unidos, que pretendía conquistar el mundo y casi lo consigue. Y ver que todo el sistema se desmorona de una forma inesperada. Entonces sí que es verdad que yo salía a portada diaria prácticamente, mis crónicas eran la portada del ABC y de otros periódicos del grupo, eso yo creo que ha sido la parte más brillante, si quieres, o sea, más histórica, por decirlo de alguna manera, de mi carrera.

Siempre dije que eso me había llegado al principio, que ya todo lo demás ya es de regalo. Doy gracias a Dios por haber tenido la ocasión de haber conocido tantas ciudades, tantos sitios, tantas personas y tantos hechos históricos. Aparte de esto que te digo de Moscú, todo lo demás pues son sitios maravillosos, momentos inolvidables, algunos amargos, pero inolvidables también.

P. Luego en 2003 creaste Encuentros de Periodismo de Altura y lo ubicaste en Castejón de Sos. ¿A qué se debe acercar este mundo del periodismo que se ve tan lejano a ciudades pequeñas como pueden ser Huesca, Teruel o similares? ¿Cómo se te ocurre esta idea?

R. Bueno, la idea es un poco al revés, siempre lo he dicho que como desde que terminé la escuela y tuve que ir a Barbastro a estudiar el bachillerato, y después de Barbastro tuve que ir a Barcelona a la universidad, y después de Barcelona me fui a Madrid para seguir la carrera, y luego a Moscú, y luego aquí, y luego allá. Al final lo que me ha pasado es que no he tenido ocasión de desarrollar raíces en ningún sitio. Yo he vivido en muchos sitios, he viajado por todo el mundo, pero mi centro de interés sigue siendo Castejón de Sos. ¿Por qué? Porque vengo de ahí. En realidad era un pretexto para poder invitar a colegas periodistas que yo conocía por todo el mundo al Pirineo, traerlos al Valle Benasque, y que a cambio también se me ocurrió organizar estos coloquios, estas mesas redondas. Bueno pues para ver, sobre todo era eso, era la idea de buscar un pretexto para que vinieran a conocer la montaña, el parapente, la longaniza, el vino del Somontano, estas cosas, lo que tenemos ahí para enseñar.

Habíamos empezado algunos colegas, gente que vive cerca, que podía estar en verano cerca de Huesca, en Pamplona, y entonces luego coincidió un día en Bruselas, que estaba en visita oficial a Marcelino Iglesias, entonces presidente de Aragón. Pues se me ocurrió proponérselo. También me ayudó Fernando García Mongay, que es el creador del Congreso de Periodismo Digital de Huesca, y empezamos haciéndolo un poco a base de prueba-error, prueba-error, esto ha salido bien, el año que viene lo repetiremos, esto no ha salido bien, el año que viene lo haremos de otra manera, y pues ya después de tantos años ya está muy rodado. En el Ayuntamiento de Castejón, ya lo tenemos muy organizado, además pues la Diputación Provincial de Huesca siempre también nos ha echado una mano, ¿cómo funciona? Pues yo creo que es un milagro, ya estos días he estado ya empezando a dar la lata a los periodistas que propongo que vengan este próximo verano y a ver cómo sale.

P. Para finalizar, ¿qué consejo le darías a un estudiante de periodismo en el panorama actual que nos encontramos los futuros periodistas?

R. Bueno, el primer consejo es que se lo piense dos veces, nada más. Que se lo piense dos veces porque ahora el trabajo de periodista está mal pagado y el proceso, digamos de cambios que viene dado por internet, pues yo creo que esto aún no ha acabado de definir cómo serán las cosas. Pero bueno, una vez que se lo han pensado dos veces y que si sigue queriendo ser periodista, pues yo aconsejaría en general la especialización. Yo creo que el periodista que diga que puede ir a un sitio o hacer un partido de fútbol o un desfile de moda, no puede funcionar.

Yo creo que el valor ahora de un periodista es que sepa más que nadie del tema del que escribe. Que tenga todos los datos y no se puede hacer poco, ya sea en energía o en agricultura. El camino que veo yo es la especialización absoluta y súper técnica. Que el tipo que escriba sobre ordenadores o lo que sea, que sea el que más sabe de todo y que esté al corriente de todas las cosas.

Eso que antes era un poco la base del periodista. Dice que ha habido un accidente, vas corriendo, pasas por el accidente, cuentas lo que ha pasado. Pero si es que cuando has llegado ya han mandado tres o cuatro fotos en redes sociales porque todo el mundo tiene un teléfono móvil. Entonces el consejo que yo daría es la súper especialización.

Que sea el periodista que más sabe de energía y lo sabe todo y está pendiente de todo y sabe lo que significa cada movimiento que se da en la industria. Ese es mi consejo, lo que yo haría ahora si empezara.

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