Autor: Mario González Carrera
El 18 de enero de este año, Microsoft anunciaba por Twitter la compra de Activision Blizzard por 68.700 millones de dólares. La compra más cara de la historia de Microsoft y de los videojuegos se hará efectiva en 2023.
Esta adquisición sorprendió a todo el mundo, ya que Activision Blizzard no es una desconocida en el mundo gamer. Es la quinta empresa con más ingresos al año. De hecho, en 2016 compraron King.com por 5.900 millones de dólares y en ese momento fue la compra más cara de la historia de los videojuegos. Microsoft añade a sus filas juegos como la saga Call of Duty, Overwatch, World of Warcraft, Candy Crush Saga.
La compra llega en el mejor momento
Activision Blizzard está en un momento realmente malo. En los últimos meses ha salido a la luz el pésimo ambiente laboral que se respira en las oficinas de la empresa estadounidense. Denuncias por acoso sexual, medidas laborales injustas, ausencia de mujeres en los altos cargos y arbitrariedad en los ascensos de las mismas, explotación laboral, etc. Todo esto ha provocado la destitución de gran cantidad de directivos. Además, tras estas denuncias, se descubrió que su CEO, Bobby Kotick, era conocedor de estas prácticas y no hizo nada al respecto. En consecuencia, sus acciones cayeron y fueron apartados de los Game Award 2021. Microsoft anunció que se iban a replantear su relación.
Un futuro esperanzador para el Game Pass
No es la primera empresa de videojuegos que compra Microsoft. Ya cuenta en su haber empresas como Mojang, desarrolladora de Minecraft, o Zenimax Media y todas sus filiales, encargados de desarrollar sagas como DOOM, Fallout o Skyrim.
Todas estas compras han creado la mejor suscripción a videojuegos actualmente, el Game Pass. En 2017, Microsoft lanzó al mercado el Game Pass, tanto para sus consolas como para PC. Se trata de un servicio de suscripción mensual que recoge multitud de juegos. Es básicamente Netflix pero con videojuegos. Existen servicios similares como el EA Play o PlayStation Now. Este servicio permite jugar a más de 250 juegos, ya que no solo cuenta con los videojuegos desarrollados por Microsoft y sus empresas. También hay otros producidos por empresas externas como Capcom, 2K Games, EA, etc.
Pero los planes del Game Pass van más allá. El CEO de Xbox, Phil Spencer, habló en 2017 para The Guardian sobre el modelo de negocio que tienen pensado hacer con el Game Pass. Spencer admitió que estos tipos de servicios se mantienen añadiendo contenido periódicamente, algo difícil de conseguir en el ámbito de los videojuegos teniendo en cuenta que los juegos de grandes desarrolladoras pueden tardar seis años en producirse. La idea de los directivos de Microsoft es hacer algo similar a lo que hace Netflix con sus series: sacar un videojuego con el desarrollo sin terminar e ir añadiendo el contenido a lo largo de los meses, para que los jugadores siempre tengan contenido y no dejen de pagar su mensualidad.
A estos juegos se les conoce como juegos como servicio (GAS, por sus siglas en inglés). Normalmente añaden micropagos para desbloquear distintos aspectos del videojuego. No obstante, Spencer declaró que no habría un pago extra más allá de la suscripción del Game Pass. De hecho, actualmente en el Game Pass hay juegos como los que planteaba el CEO hace cinco años. Además de algunos GAS ya existentes que están incluidos en su servicio, Xbox ha empezado ya a producir sus propios juegos como servicio. Es el caso de Sea of Thieves o Halo Infinity.
Golpe bajo a Sony
Activision Blizzard siempre ha estado ligada a Sony. Spyro y Crash Bandicoot fueron estandartes de sus primeras consolas, y ahora, pasarán a formar parte de sus principales competidores. De esta manera, Microsoft da un paso de gigante en esta nueva guerra de consolas, aunque Microsoft ha negado que vaya a dejar de distribuir los juegos en multiplataforma. Sin embargo, lo mismo ocurrió cuando Microsoft anunció la compra de Bethesda. Microsoft mantuvo los contratos de exclusividad con Sony para anunciar posteriormente que los juegos pasarían a formar parte solamente del universo Microsoft —Xbox y Game Pass—.
Sin embargo, Sony no se ha quedado quieta. Los nipones le han devuelto el golpe a Microsoft comprando Bungle Studios, desarrolladora, entre otras, de la saga Halo, exclusiva de Xbox, una compañía que siempre había estado ligada a los estadounidenses.
A corto plazo, parece una operación en la que los gamers ganan. Todo parece apuntar a que Microsoft liberará a Blizzard de la lacra de sus directivos. Con el Game Pass se podrá jugar a Activision Blizzard a un precio mucho menor que comprarlos directamente. Por su parte, Sony y Nintendo se han puesto las pilas para no perder mercado y van a ofrecer mejores servicios. Sin embargo, si Microsoft no ha tenido problemas para comprar la quinta empresa más grande de los videojuegos, nada le impide que sigan mejorando el catálogo del Game Pass a golpe de talonario, creando en el futuro un monopolio donde se hará lo que Microsoft quiera.