Texto: Eduardo Ramírez Carazo. Fotografía: REUTERS/Hannibal Hanschke.
Es innegable que vivimos en un mundo en el que el cambio es el pan de cada día. Nuevas tecnologías y servicios se suceden y hacen que cambie totalmente el paradigma. Si hace tan solo unos años veíamos como Jeff Bezos, propietario de Amazon, arrebataba el primer puesto de más rico del mundo al archiconocido Bill Gates, este año la lista de las personas más ricas se encuentra encabezada por un hombre que, en los últimos tiempos, no ha dejado a nadie indiferente: Elon Musk.
Musk es sin duda el hombre del futuro y del presente. Sus excentricidades y logros empresariales han conseguido situarlo en el Olimpo de los negocios, con un patrimonio de más de 180 000 millones de dólares, y su ambición planea llevarlo aún más lejos. Pero, ¿quién es realmente Musk, de dónde viene y a dónde va?
Desde Sudáfrica al cielo
Musk nació en Sudáfrica en 1971. De padre sudafricano y madre canadiense, comenzó a programar desde niño, y tuvo que lidiar con una infancia y adolescencia difíciles. La relación con su padre era complicada, y sufría bullying por parte de sus compañeros de clase. Finalmente, sus padres se divorciaron, y se vio en la necesidad de emigrar a Canadá. Años después, pudo estudiar Administración de Empresas y Física en la Universidad de Pensilvania (EEUU). Desde entonces, su trayectoria fue una carretera hacia el éxito. Comenzó desarrollando Zip2, una empresa de software de guías locales para periódicos en Internet, pero fue con la creación de PayPal con la que consiguió su verdadero primer triunfo global, compañía que fue adquirida por Ebay en 2002.
Sin embargo, la verdadera pasión de Musk se encontraba más allá de las fronteras de nuestro planeta. Su principal ambición era la conquista del espacio, algo que, desde luego, no es fácilmente asequible y que está dominada por la presencia de la NASA y el resto de las agencias espaciales. Pero era algo que, en los tiempos que corrían, podía funcionar. Como él mismo dijo una vez, “tarde o temprano, debemos expandir nuestra vida más allá de nuestra pequeña bola de barro azul, o extinguirnos”. En ese contexto, fundó la compañía SpaceX, dedicada a la fabricación aeroespacial y a servicios de transporte espacial. Entre sus logros, consiguió ser la primera empresa privada en lanzar a órbita y devolver una nave, en reutilizar una nave espacial de carga comercial, y en enviar astronautas a la Estación Espacial Internacional. Según datos de 2020, la empresa aeroespacial de Musk posee un valor de alrededor de 36 000 millones de dólares, que aumenta de manera vertiginosa año tras año.
Pero la ambición del emprendedor sudafricano no solamente se limita a vehículos aéreos. En la propia tierra firme, lidera la que es posiblemente la empresa emblema de sus éxitos: Tesla. Musk cofundó la compañía automovilística en 2003, basada en la fabricación de vehículos eléctricos. Tesla sobrevivió durante la primera década del milenio con ciertos problemas económicos pero finalmente escaló desmesuradamente en beneficios a finales de la década de 2010, colaborando con empresas como Mercedes o Toyota, y alcanzando valores bursátiles tremendos, tanto que múltiples inversionistas afirman que el desmesurado precio de sus acciones podría llevarle al colapso. Musk continúa día a día pensando en cómo aumentar sus proyectos, incluso en tiempos de pandemia. En ese sentido, planea enviar humanos a Marte antes de 2026, para ir poco a poco formando una posible ciudad habitable en caso de que la humanidad se vea obligada a abandonar el planeta.
Polémicas
Elon Musk es también muy conocido por las polémicas que ha ido arrastrando a lo largo de los años. Quizá una de las más sonoras fue la relacionada con su hijo. Todo surgió a raiz del anuncio del nombre de su pequeño, que se desveló como “X Æ A-12”. Según Grimes, la pareja de Musk, el nombre estaba compuesto de siglas: X significaba la “variable desconocida”, Æ venía significando “amor o inteligencia artificial” según el alfabeto élfico, y A-12 hacía referencia al avión favorito de la pareja, caracterizado por su velocidad pero que no poseía armas. Al final, la legislación de California hizo que tuvieran que cambiar el nombre (no eran permitidos los números), por lo que se quedó como “X Æ A-Xii”.
Otro escándalo en el que se ha visto envuelto últimamente es el relacionado con el aparente “negacionismo” acerca del COVID-19 que el emprendedor ha manifestado públicamente. Entre otras declaraciones, se quejó de los test de coronavirus cuando dio positivo, y afirmó que sus síntomas no iban más allá de una gripe común. Además, calificó el confinamiento como una medida “fascista”.
En definitiva, Musk es, y parece que será, alguien de quien oiremos hablar continuamente, hasta donde su capital (o su ambición) le permitan llegar.
