David Victori vuelve a la gran pantalla con un thriller que además de agobiante y frenético es en ocasiones demasiado inverosímil. Una película protagonizada por Mario Casas que consigue trasladar el sentimiento de ahogo constante de su personaje al espectador.
El nuevo largometraje de Victori, que supera en calidad a su ópera prima El Pacto, es el relato de la peor noche que podría experimentar Dani (Mario Casas), un chico sensible e ingenuo que decide volver a vivir tras la muerte de su padre. Antes de que su vida cambie por completo, conoce a Mila (Milena Smit), una mujer joven, sensual y alocada que trae al protagonista por un camino de lo más indeseable.
Es con su encuentro cuando las cosas se empiezan a torcer. Mila interpreta el papel de la mítica “femme fatale”, que atrapa al inocente Dani y lo conduce a la mala suerte, aunque esta vez poco realista y excesiva en todos los sentidos. Un punto de inverosimilitud aparece con este personaje.
Mario Casas, que ya no necesita demostrar a nadie sus virtudes interpretativas, nos guía por un nefasto viaje nocturno que no se cansa de empeorar. Consigue que el espectador se meta en la piel de Dani y sienta lo que él siente: una espiral de miedo, angustia e impotencia de la que es imposible salir y que, además, va en aumento.
La banda sonora combinada con el magnífico uso de los silencios -donde la respiración del protagonista se convierte en la de uno mismo- aviva la tensión y marca los compases de la película, que busca mantener en constante estado de alerta al espectador. El largometraje adquiere un ritmo acelerado marcado por giros de guion cada vez más catastróficos.
Esto se ve respaldado por la alternancia de planos secuencia y planos cortos cuando el mundo de Dani se desploma poco a poco: la película como su mente y su vida entra en un estado de excitación frenética, hasta el punto de no llegar a reconocerse ni él mismo. El rechazo de planos fijos y estáticos otorga una verosimilitud que, aún más, consigue introducirnos en el film. Un montaje que puede recordarnos en ocasiones al cine de Alfred Hitchcock.
Sin embargo, a pesar de su buena estructuración técnica, el fallo de esta película reside en el guion. Cuando parece que la suerte está del lado del protagonista y podemos vislumbrar una solución, este solo acaba en una peor situación de caos. Es evidente que las decisiones de la trama han sido tomadas para no frenar la armonía intensa del film, pero no creo que hayan sido las más acertadas. Por otro lado, sí que aumenta el sentimiento de desorientación permanente, ya que no queda otro remedio que seguir hacia delante sin mirar atrás.
Aunque la superficialidad de la trama deja que desear, no se debe restar protagonismo a la maravillosa estética nocturna que combina las luces de neón y los colores vibrantes con la más agobiante oscuridad. Un sueño realista al principio que hace una metamorfosis hacia la pesadilla más oscura y sangrienta que podríamos imaginar. Un brillante trabajo de Elías Martínez Félix, director de fotografía.
En definitiva, nos encontramos ante una película cuyo mensaje transmite que incluso la persona más ilusa puede ser letal dependiendo de la tensión a la que se vea sometida. Un thriller marcado por el ritmo constante y acelerado que termina con una mirada al espectador en busca de una respuesta. Aunque en ocasiones su autenticidad se pueda poner en duda, constituye un laberinto del que es imposible salir y te mantiene tenso durante los noventa minutos.
FICHA TÉCNICA:
Título: No matarás
Dirección: David Victori
Actores principales: Mario Casas, Milena Smit, Elisabeth Larena, Victor Solé
Duración: 92 min
Exhibición: cine
País de producción: España
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Autora: Elena Álvarez @elenaalvarez_99 (Twitter) @elena.mine (Instagram)
Editora: Andrea Aragón
Redactora jefa: Elena Álvarez