Texto: Eduardo Ramírez. Fotografía: fotograma de la película The Martian, 20th Century Fox
El ser humano es curioso por naturaleza. Desde el origen mismo de nuestra especie, la curiosidad nos ha llevado a los grandes inventos de la humanidad, y la perseverancia ha permitido que podamos incluso viajar y explorar el espacio. Precisamente Curiosity y Perseverance son también los nombres escogidos para algunas misiones y robots espaciales que tienen como objetivo adentrarse en nuestro planeta vecino, Marte. Perseverance ha sido el último robot en aterrizar allí, el pasado 18 de febrero. Pero ¿desde cuándo hemos intentado desentrañar los secretos del Planeta Rojo?
El origen de esta conquista marciana se remonta a la Guerra Fría. Comenzó con la URSS, con la realización de varios programas fallidos previos, como el Programa Mars (pretendían lograr dos vuelos cercanos a Marte con sonda, pero quedaron atrapadas en la órbita), así como la Mars 1 (1962), que trataba de obtener información sobre micrometeoritos, radiación y sobre la atmósfera del planeta. La sonda cesó su comunicación en 1963, un año después de ser lanzada. A pesar de esto, fue el primer objeto humano en aproximarse a Marte. Estados Unidos, por su parte, tuvo éxito en la década de los sesenta, con las llamadas Mariners: la Mariner 4 logró las primeras fotografías del planeta, y sería seguida por la Mariner 6 y 7, que serían capaces de enviar unas 200 fotografías.
En los setenta, se logró el aterrizaje del primer objeto en la superficie marciana (la Mars 2), y la primera trasmisión desde dicha superficie (Mars 3). La Mariner 9 estadounidense se convirtió en el primer satélite artificial de Marte. La URSS consiguió depositar el primer vehículo de exploración (astromóvil) controlado a distancia, pero perdió contacto con la Tierra poco después. Los lanzamientos y descensos se fueron sucediendo. Ya en la década de los noventa, el astromóvil americano Sojourner pudo efectuar una exploración de dos meses, y su proceso fue televisado a millones de personas. Sin embargo, los últimos años del siglo XX estarían marcados por sucesivos fracasos estadounidenses, que ponían en entredicho la capacidad de sus organizaciones para explorar el planeta.
En el siglo XXI, la situación mejoró. EEUU pudo por fin certificar la existencia de hielo en Marte gracias a la sonda Odissey en 2001. Realizó lanzamientos en los años posteriores (como la sonda Phoenix), sumados a los de agencias europeas, hasta que en 2011 llevó a cabo la misión espacial conocida como Curiossity, que logró ser muy efectiva a la hora de analizar el suelo marciano. La Curiossity mostró la existencia de agua en ciertos cráteres, señalando que pudo haber existido vida microbiológica en el pasado. La última misión en aterrizar ha sido la Perseverance, cuyo objetivo es el de buscar signos de vida pasados, lo que demostraría de una vez por todas que existe (o, al menos, ha existido) vida más allá de nuestro planeta.
Habrá que esperar a los descubrimientos que consiga mostrar este robot, que se perfila como la última pieza de una conquista que, por ahora, no parece tener fin.